Measure Of A Man - Dramione (Traducción)

XIX. Wine And Whisky

Diecinueve: Vino y whisky

28 de junio, 2011

Té.

El actual dilema de Hermione.

Té de hibisco, para ser exactos.

El llamativo líquido rojo era vibrante y estridente. No era una mezcla creada a partir de su jardín, Hermione lo había comprado en una tienda de tés herbales semanas atrás después de estudiar sus beneficios en la salud. Narcisa lo había rechazado después de un sorbo, encontrándolo demasiado agrio a pesar del uso generoso de miel. El regusto era ligeramente amargo, comparable a los arándonos rojos, los cuales odiaba. La oportunidad de probarlo para comparar y argumentar había llegado y pasado...

Hasta ahora.

Hermione lo fue a levantar lentamente, cada movimiento más tentativo, más cauto que el último. Se mordió el interior de su labio inferior en contemplación.

¿Debería probarlo?

Parecía insensato dejar que se echara a perder.

¿Le gustaría?

A pesar de la falta de una preferencia en la preparación o gusto establecido, Hermione tenía ese familiar presentimiento de que el té de ese día estaría preparado a su gusto. Ese mismo pensamiento causó que un rayo de inquietud le perforara las entrañas —con fuerzas. Presionó sus labios en una fina línea. Iguales partes de concentración y molestia luchaban en su interior.

Pero no enojo.

Eso había sido incendiado la noche anterior, la tierra quemada por el fuego no dejó nada a su paso excepto tierra fértil y claridad. Seguía habiendo secuelas del fuego y la destrucción, siempre permanecerían, pero la vida se estaba preparando para arraigarse.

Era momento de empezar de nuevo.

Hermione dio su primer paso al levantar la taza. Una combinación de bayas y un aroma a tierra que a menudo sentía después de recoger flores se elevó en una etérea floritura de vapor. La llevó a sus labios, pero no bebió.

No todavía.

Incluso con el respiro del día anterior, el té de ese día era un recordatorio del molesto impedimento que hacía que plantar fuera difícil.

Draco Malfoy.

O, mejor dicho, los pensamientos respecto a él que flotaron por su subconsciente la noche anterior después de su charla con Daphne.

Hermione se había acostado en su cama, en un estado de consciencia desenfocada, ya que el sueño no había llegado fácil. Había dado vueltas por horas y horas, entrando al sueño y luego inmediatamente saliendo, dentro y fuera de pensamientos demasiado pesados como para navegar mientras estaba despierta. Había mucho que considerar y era difícil hacerlo con emociones y adrenalina corriendo por sus venas —aún más difícil organizar todo con las verdades nublando su visión y sus propios defectos dando vueltas sobre sí mismos.

Dando vueltas, el principio perseguía al final, dejando a Hermione atrapada en un bucle de su propia creación. Las palabras de Kingsley también estaban allí, estableciendo nuevos caminos, cambiando su rumbo y cerrando los vacíos. Todo caía en pilas separadas: lo que sabía, lo que había aprendido y lo que estaba empezando a comprender. Pero tan pronto como el entendimiento se acercaba, su cerebro lo pasaba de largo a toda velocidad. Incapaz de retroceder, simplemente volvía a empezar otra vez.

Y otra vez.

Era agotador. Hermione estaba cansada de perder sueño debido a su cerebro hiperactivo, cansada de darle vueltas en su mente mientras trabajaba en cada problema minuciosamente.