Measure Of A Man - Dramione (Traducción)

XXVIII. Forged in Fire

N/T: Buenas buenas, por cuestiones de problemas de internet, he tenido que traducir directamente desde el celular, lo que provocó inevitablemente que tuviera que cambiar un par de cosas que editaré y solucionaré apenas pueda, una de ellas es que los diálogos estarán indicados como en la novela original con comillas: " ", además las palabras con énfasis denotadas con letra cursiva no voy a poder agregarlas por una cuestión de tiempos, espero que puedan comprender, ya que no quiero atrasarme con la programación de los capítulos. El fin de semana me tomaré el tiempo de buscar otra fuente de internet para mi computadora y corregirlo... Sepan disculpar.

Atl, Skay.

Veintiocho: Forjados en fuego

2 de Septiembre de 2011

La repostería era una combinación de química y arte.

Medir, mezclar, tamizar, calentar y enfriar.

En este proceso, Hermione encontraba el control a través de mediciones calculadas, la comodidad de completar tareas finitas y una muy necesaria sensación de completa absorción que no dejaba lugar a la preocupación.

Fácil.

Predecible.

Todo lo que tenía que hacer era seguir las instrucciones, mantener la calma, y al final, no sólo habría una golosina, sino la oportunidad de tener la mente despejada.

El día de hoy la había dejado con la necesidad de esa simplicidad. Un desacuerdo con Sachs sobre la mayor participación de Andrómeda en el cuidado de Narcissa, dos Malfoys malhumorados, Scorpius era el más mono y fácil de consolar, reuniones de seguridad en el hospital y la visita de la terapeuta ocupacional a la casa de los Malfoy. Por no mencionar la apresurada petición de embotellar el acónito que Draco acababa de preparar para los cuatro nuevos lobos que emergían de la última luna llena.

Cuando Hermione terminó su quinta hornada de pasteles -barritas de miga de fresa- miró los moldes que había en todas las superficies y empezó a preguntarse si su teoría tenía algún fallo.

Un rugido de llamas verdes estalló y Harry salió de su chimenea.

"Tu casa huele a pastelería". Se unió a ella en la cocina, con un leve silbido en el aliento mientras evaluaba su entorno. "También lo parece. Debería estar aterrorizada, pero no veo pasteles tristes y me muero de hambre".

Hermione le dio un manotazo en la mano antes de que Harry pudiera siquiera pensar en coger una barrita de migas.

Se parecía a James cada vez que lo pillaban portándose mal. "No iba a..." Su sonrisa creció. "Vale, iba a hacerlo. ¿Puedo...?"

"No, son para la cita de mañana".

"¿Todos?" Harry parecía escéptico. "Pensé que estabas horneando por el estrés."

"Lo hago."

"¿Sobre tus padres?" Su sonrisa se transformó en un ceño preocupado mientras se pasaba una mano por el pelo desordenado. "Ginny me lo contó. Eso explica por qué parecías nerviosa cuando viniste a la reunión de restauración. ¿Te ha llamado Percy?"

"No." Hermione se tensó con el recuerdo del día fresco en su mente.

No se había ido del todo.

Había hablado con su padre dos veces, conversaciones cortas, en las que cada uno intentaba asegurar al otro que estaban bien, pero Hermione salió de ambas llamadas con la impresión de que sus padres no se hablaban.

La idea la perturbó más de lo esperado.

"Entonces, ¿por qué has venido?"

En ese momento se dio cuenta de su error. El retraso era un síntoma del estrés que ocupaba gran parte de su mente.