XXIX. The Inevitable and I

1.9K 92 88
                                    

Veintinueve: Lo inevitable y yo.

4 de Septiembre de 2011

Hablar era una forma primitiva de expresión.

Requería el control de los músculos y de la respiración para formar palabras y dar forma a las frases, por no hablar de un grado de disciplina muy inalcanzable en las horas transcurridas desde que Draco y ella habían acordado reunirse después de abandonar la fiesta por separado.

Draco fue a terminar de hacer la maleta mientras Hermione salía a buscar a Scorpius. Ya en pijama, estaba acurrucado entre Al y James con Lily desordenadamente cubierta sobre todos ellos. Tardaron un minuto, y una mirada fulminante de una niña de tres años casi dormida, que no apreciaba que la movieran de sitio, pero fue tiempo suficiente para que Molly arrullara su día mientras tejía a mano el principio de un pequeño jersey verde.

"Para Scorpius."

El nudo en la garganta no desapareció.

Ni cuando lo arropó en la cama y le dijo palabras suaves hasta que dejó de moverse. Ni siquiera cuando se fue a casa a ducharse. Pero cuando volvió a casa de los Malfoys, cambiada y fresca, el sentimiento había disminuido y estaba lista para hablar.

Era poco después de medianoche y Draco ya estaba recostado en el sofá con un libro en la mano. Dada la rapidez con que lo abandonó cuando ella cerró la puerta tras de sí, era obvio que la había estado esperando.

Unirse a él bajo las sábanas fue fácil.

Apoyar la cabeza en su almohada, enredar la mano con la de él en su pecho, sentir el suave subir y bajar de su respiración... eso requirió más esfuerzo, aunque Hermione encontró consuelo en los minutos que siguieron. Era imposible tumbarse a su lado sin impregnarse de la tensión que persistía entre ellos. El aire estaba cargado de preguntas sin formular y contenía el calor que aún no se había disipado.

-¿Te arrepentirás por la mañana?-

Una pregunta vulnerable que supuso que Draco se arrepentía de haber hecho cuando apartó la mirada para mirar al techo en lugar de a ella.

-No.-

Satisfecha, aunque un poco dolorida, se relajó lo suficiente como para que una pregunta propia se abriera paso. No sabía si era orgullo o pura terquedad lo que la mantuvo callada en los momentos que siguieron, pero la curiosidad nunca la abandonó.

-¿Lo harás?

-No.-

La conversación se convirtió en fragmentos susurrados. Hablaron a través de caricias y entre besos cada vez más profundos, y la experiencia sensorial de ser libres para expresarse fue nada menos que abrumadora.

Ninguno de los dos podía dejar de tocarse. De abrazar. Acariciarse.

Hermione estaba cansada, pero muy interesada en la mano que se deslizaba bajo su camisa, se extendía por su estómago y la acercaba.

-¿Te vas?- Su pregunta fue murmurada por debajo de su respiración jadeante y superficial mientras sus dedos dibujaban círculos en su piel.

-No.- La mirada que intercambiaron transmitía mil palabras. -Quiero despedirme de ti. Pasar el día con Scorpius. Además, probablemente deberíamos hablar.-

-Deberíamos.-

Pero no lo hicieron.

En lugar de eso, sus manos hablaban con una elocuencia imposible, lenguas y labios arrancándose mutuamente pequeños sonidos de satisfacción. La fragilidad que existía cuando ella había llegado se disipaba cuanto más tiempo Hermione aguantaba, lo sujetaba, deslizando valientemente una mano entre sus joggers para tocarlo.

Measure Of A Man - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora