VI. The Art of Compromise

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Siete: El arte de comprometerse

11 de mayo, 2011

El tiempo pasó como siempre lo hacía: lenta e irrealmente, pero aprisa.

Una absoluta contradicción. Una presencia constante nunca estática...

Antes de que Hermione lo supiera, cuatro semanas habían pasado desde que había empezado a tratar a Narcisa. Aun así, se encontraba de vuelta donde todo había empezado.

Sentada en la oficina de Theo.

Era su primera reunión de estado del paciente. Eso no era algo que Hermione hiciera con cada paciente, pero esa asignación justificaba la cita que había aparecido en su Magi–Calendario esa mañana.

Estaban sentados en el sofá, en lugar del escritorio, y bebían té verde con limón y jengibre –la primera taza para él y la tercera para ella. Sus cejas se elevaron, pero él permaneció sabiamente en silencio. El silencio era premonitorio; la calma proverbial antes de la tormenta.

Hermione estaba lista para ahogarlos a ambos en el tremendo volumen de palabras que necesitaba decir.

Los veintiséis minutos restantes no serían suficientes.

Theo debió haber sentido su mirada clavada, debió haber escuchado su diatriba mental, porque estaba a punto de beber otro sorbo cuando suspiró como si solo la energía de Hermione hubiera perturbado su paz. Colocó su taza de té sobre la mesa de vidrio, lo que hizo que Hermione tragara su té, ignorando el ardor resultante de la combinación entre el agua caliente y el jengibre.

Su agitación ardía más.

Pero intentó esconderlo.

Su humor era una compañía desagradable que la había seguido durante semanas, una sombra que se alargaba y distorsionaba con el pasar de los días.

–¿Cómo han sido los primeros treinta días de tu última asignación? –La pregunta fue seguida de una pausa casi estremecedora–. Siéntete libre de ser honesta.

–Renuncio.

Theo no reaccionó

–No lo dices en serio.

–No, pero me siento mejor ahora que lo he dicho en voz alta en lugar de en mi cabeza.

Trescientas diecinueve veces...por un sinfín de razones.

La expresión de Theo era calma y neutra, le recordaba a Hermione a cómo ella interactuaba con un paciente para ganar su confianza.

–Habla conmigo, Hermione.

Tuvo el descaro de lucir apuesto con su sinceridad.

La hizo burlarse. Estrepitosamente.

–Suenas como mi terapeuta.

Theo se reclinó casualmente en el sofá, las piernas cruzadas, poniéndose cómodo. Hermione odió tanto la visión atractiva que representaba en pantalones bordó como el continúo sentimiento de sus siguientes palabras:

–Esperaba sonar como un amigo.

–Un amigo no me habría enviado a una batalla con el arma incorrecta. Me diste un cuchillo para untar cuando necesitaba un soplete. Y un ejército.

A pesar de su apariencia, no parecía en absoluto arrepentido. Parecía interesado. Mucho más de lo usual.

–No te había visto así de alterada antes... Fascinante.

–¿En serio? Este no es el momento para otra de tus pruebitas.

–No te pongo a prueba para mi entretenimiento, es principalmente para que mejores.

Measure Of A Man - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora