Capítulo 20

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Ellie

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Ellie

¿Dormirse o despertarse? Una disyuntiva interesante, sobre todo cuando te dormiste excitada dentro de unos cálidos brazos fuertes y te despertaste de la misma manera. El chico en mi sofá sigue dormido y su acompasada respiración es hipnótica. Me siento pequeña a su lado y estoy muy consciente de su proximidad masculina junto a la mía. A la luz de la mañana aprovecho para mirarlo. No hay lunares ni marcas de acné o cicatrices. Su cabello negro es suave y abundante al igual que sus pestañas, y al mirar el crecimiento de los vellos en su rostro, pienso en las otras partes de su cuerpo que son también de esa manera. Y mi temperatura corporal sube un grado y otro tanto más al mirar sus labios cerrados. Son suaves, tentadores, invitadores, y ya he experimentado como de devastadores son al menor roce de ellos por mi piel. Su pecho y sus brazos, los que fueron mi almohada toda la noche, son sólidos y definidos músculos. Muy cómodos en realidad. En resumen, Carl Knight, es físicamente la musa ideal para una escritora romántica.

Los rumores sobre sus manos rápidas son ciertos, nuestra fallida noche de películas lo confirma, y suspiro en silencio recordando lo que sus expertas caricias y boca provocaron en mí. Lava ardiendo, una casi erupción. Él demuestra su deseo por mí con cada beso, mirada, toque, y cuando, con esa voz de barítono susurra lo hermosa que soy haciendo erizar mi piel y a mi corazón latir con más fuerza. Y me siento halagada y últimamente tan excitada como lo estoy ahora mismo. Es como si Carl hubiese encendido una mecha dentro de mí que no se apaga. Me siento resbalosa entre mis piernas y deseo despertarlo para revivir tal delicioso delirio anterior.

"Quiero hacerte mía, Ellie".

Se me eriza la piel y mi ritmo cardiaco aumenta cada vez que recuerdo esa vehemente declaración.
Lo inhalo y él siempre huele bien, pero es su propia esencia masculina la que me atrae como mariposa al néctar, y entonces se activa ese flujo constante, energía, el nexo que hay entre nosotros, incluso en este estado de relajación. Me doy cuenta de que mirarlo dormir es terapéutico y muy quieta a su lado me deleito con este momento. Y ahora hay otro pequeño dilema, muy al contrario de esa parte baja de su anatomía...que está despierta. Al ver su erección mañanera, el calor vuelve a recorrerme y cierro mis ojos tratando de sofocar los pensamientos y las preguntas, pero no puedo detenerlas. ¿Cómo será? ¿Cómo se sentirá? ¿Dolerá? ¿Caberá? Obviamente sí, y obviamente él sabe muy bien cómo usar su herramienta...

—¿Cómo luzco dormido? —Su pregunta rasposa en tono de broma me sobresalta.

—Finges muy bien hacerte el dormido —susurro con endulzada ironía.

Sus ojos se abren y apuntan directo hacia los míos, mi aliento dejándome porque veo que él se despertó con la misma hambre que yo. —Eso no contesta mi gran duda. —Ese tono ronco y grogui va directo a mi zona sur.

—No sé de qué hablas, recién me despierto —bostezo y me estiro a su lado.

Él ríe, el rico sonido viajando como ondas sobre mí y me acerca a él, me atrapa más en su musculosa telaraña y besa mi frente.

Conectado a ti (Dragon's Family Series #4) CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora