𝐂𝐚𝐫𝐥
No me dicen hacker o el chico malo de las redes sociales solo por fastidiarme o por tener un estatus importante dentro de mi mundo virtual. No. Lo hacen por una jodida razón y es que siempre encuentro lo que busco. Siempre.
Y a 𝘦𝘭𝘭𝘢, v...
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Carl
-¿Estás conmigo, Carl? -cuestiona seductora.
-Por supuesto, nena -sonrío de lado.
Ella vuelve a chupar mi dura polla haciéndome gemir profundo, pero lo cierto es que tengo miles de pensamientos rondando en mi mente. Eso nunca cambia. Siempre estoy conectado al club, a mis programaciones y a mi trabajo.
Sacudo mi cabeza para desconectarme por un momento y disfruto. -Justo así, no pares -acaricio su mejilla mientras gimo roncamente, y eso la motiva y me chupa con más fuerza.
-Sabes increíble, Carl -ronronea traviesa y vuelve a meterme hasta el puto fondo de su boca.
-Carajo -mascullo a placer, mi cabeza echada hacia atrás.
Ella es tan malditamente buena en esto, llegó al club buscando fiestas y diversión sin compromisos. Mi tipo de chica. Después de ponerme un condón y follarla, me ducho, me visto, y cuando salgo del baño, veo que una desnuda Tammy está a punto de tocar mi chaleco.
-¿Qué crees que haces? -exijo indignado. Pensé que ya se había ido.
Sobresaltada balbucea: -Yo...mmm, lo siento, cariño, solo estaba...
-No quiero escuchar excusas, Tammy, porque sabes muy bien que es una profanación tocarlo -digo serio y voy a mi escritorio.
-Solo tuve una pequeña curiosidad -muerde una sonrisa-. Y ya me voy porque sé que no quieres a nadie metido en tu mundo virtual, excepto cuando me buscas para follar -refunfuña poniéndose su ropa.
Me giro, mi voz neutral: -No te sulfures por eso, porque bien que puedo dejar de buscarte, cariño.
Eso la hace detenerse rápidamente y se acerca a mí acomodando su blusa corta. -No discutamos por tonterías -suelta una risa aniñada trazando su dedo lentamente por mi camiseta negra-: Sabes que soy una chica mala a la que le gusta jugar, pero me portaré bien porque eres mi hacker favorito y yo soy tu puta favorita.
Mierda.
Mi teléfono suena y ante eso, ella se va riendo no sin antes agarrarme el trasero y gemir. Exhalo largamente y tomo la llamada. Un nuevo trabajo, y enseguida anoto todos los detalles. Dudo en aceptarlo, pero la intriga gana, el asunto me reta, y lo tomo junto el adelanto de mi pago. Trabajo hasta la madrugada, duermo un par de horas y vuelvo a trabajar. Antes de salir a confirmar lo que encontré, llamo a Daniel por si me necesita para algo hoy, pero me dice que está con Samantha porque no se siente muy bien por las náuseas de su embarazo. El prez nos dio la noticia en el bar hace como un mes y nunca había visto sus códigos parpadeando tan contentos. Es demasiado genial verlos felices y en paz después de la mierda con Jake, las Serpientes MC y la jodida traición de Max.
Me llega un mensaje de mi VP y lo leo:
«Necesito que me consigas un libro». «Sueños Rotos de Lorelle Evans».
