𝐂𝐚𝐫𝐥
No me dicen hacker o el chico malo de las redes sociales solo por fastidiarme o por tener un estatus importante dentro de mi mundo virtual. No. Lo hacen por una jodida razón y es que siempre encuentro lo que busco. Siempre.
Y a 𝘦𝘭𝘭𝘢, v...
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Carl
"Jodida mierda". Fue lo único que salió de mi boca cuando vi a Ellie White por primera vez porque ella es de las mujeres que te causan una gran impresión por ser una belleza incomparable. Me quedé viéndola como un mismo idiota mientras Dylan le cuestionaba sobre el paradero de Lorelle frente a la puerta de su apartamento en Fort Tower. Mi cuerpo reaccionando también desde mi cerebro hasta mi polla. Y cuando apareció su hermano, quise quitar a todos de mi camino solo para poder contemplarla a mis anchas. En especial esos ojos ahumados que expresan mucho o nada cuando se lo propone.
Demonios. Nunca había tenido una respuesta así de feroz ante una mujer hermosa y he tenido algunas en mi cama. Tocar su cuerpo suave y curvilíneo para sacarla de encima de mi hermano por atacar al suyo, electrificó el mío, y cuando me empujó hecha una furia por haberle dicho "nena" y se derrumbó en el suelo después al saber la vida secreta de Nicolás retorcido White, fue como subirme a una máquina y aterrizar en otro tiempo. Y allí mismo supe que podría tener un nuevo reto en mis manos.
Uno que acepté después y en mi sorpresiva desesperación no planifiqué bien haciendo la cosa más detestable que pude haber hecho, presionar sus debilidades por una oportunidad. Soy un cabrón insensible, y me lo repito cada vez que miro sus ojos. Comencé esto muy mal, pero lo resolveré. Lo arreglaré con esta chica que me interesa y me intriga.
Y ahora que la tengo abrazada a mí, confirmando cuán dañada ella está, el lado protector que se apagó y murió en mí a los diecisiete años, ha despertado. Está vivo.
Mi hermano, mi VP, Dylan, me dio un consejo: "Si en verdad te gusta, puedes intentarlo". Y después: "Eres un tonto, pero si no quieres darle una oportunidad a lo bueno de la vida, a la estabilidad, entonces no digas que no te lo dije, hermano".
Eso me dejó meditando profundamente. Y aunque al principio estaba reacio y escéptico, eso estoy haciendo porque he visto a la vida irse en un jodido suspiro y hay que aprovechar cada segundo. Y también por esa razón que siempre me impulsa: mi empeño en arreglar lo que está roto.
—¿Mejor? —Mi voz sale baja y ronca y eso hace que se estremezca. La abrazo más, sin otra intención que no sea proporcionarle seguridad.
—Sí, mejor —me responde en un tono suave después de haberse desahogado. Verla llorar tanto y con un dolor desgarrador, me apretó el puto corazón. Me hizo recordar... Respiro, y desde su lugar en mi pecho ella alza su cabeza para mirarme, y esos ojos bellísimos suyos se conectan con algo dentro de mí—: Y lo siento, normalmente no me desahogo con extraños...ni soy una golfa con ellos —Su tez suave se sonroja, pero para mí se ve más linda. Y su vergüenza me dice mucho, sobre todo que no es esa palabra que usó para describirse.
Niego. —Soy yo el que debe disculparse contigo, Ellie —empiezo—. No merecías que te chantajeara con algo tan personal y difícil para ti, y todo por una cita. Estar encerrado en ese infierno de celda me afectó más de lo que pensaba, pero eso no lo justifica. Fue extremadamente cruel de mi parte y no sé lo que me poseyó para proponértelo. No soy un monstruo, créeme, pero si es lo que piensas de mí, te pido una sola oportunidad para cambiar eso y demostrarte lo contrario —le hablo con total sinceridad y anhelando su afirmación. Su perdón.
