Capítulo 26

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Carl

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Carl

Si hay algo que también me gusta de Ellie White es su tenacidad, dentro y fuera de la cama. Por eso es una mujer exitosa en su mundo, y una dulce, sensual y ardiente en el mío, pero ella no es psicóloga y no necesito una tampoco. La noté observándome mientras me duchaba y lo sigue haciendo mientras me seco con la toalla. Y a pesar de la corta distancia siento sus intenciones, su fuerte deseo por saber mi pasado. ¿Por qué rayos quiere hacerlo ahora?

Yo y mi maldita boca. No debí haberle dicho que me afecta más que nadie, pero estos días junto a ella han sido una revelación que me desnuda no tan solo el cuerpo, sino las partes que me prometí proteger para evitar justo estos incómodos momentos. Y de nuevo vuelvo a levantar mis paredes a activar la protección contra cualquier cosa que pueda joderme más de lo que estoy.

Percibo cómo se acerca, cómo sus brazos me rodean, pero más que nada siento como algo grande acecha. Una bola de nieve cayendo por el precipicio y debo detenerla antes de que estalle. Sus labios paseando por mi espalda son como un programa nuevo que quiere entrar para sustituir el viejo que siempre tengo corriendo en mi sistema. No lo logrará. Mi antivirus lo bloqueará.

—¿Qué te hizo? —Su voz suave, su cabeza apoyada contra mi espalda es otra tentación, una invitación para la compuerta que me niego a abrir. ¿Por qué insiste con ese maldito tema de mi psicópata exnovia?

Me cubro con la toalla. Molesto, me giro para exigirle que lo deje: —Estamos en un domo en medio de la maldita nada, Ellie. ¿Por qué quieres meterla entre nosotros?

—Porque así como veías la tristeza en mis ojos, yo también veo la desconfianza en los tuyos. Lo hago desde que te vi.

Eso es una puñalada directa a mi pecho, una que saca dejando una fisura que no puedo controlar. Entran y salen cosas, verdades que no quiero afrontar.

Así que elijo el sarcasmo para que termine de una vez con su juego psicológico. —¿Y vas a sacarla de ahí? —Mi voz sale desdeñosa.

—Sí, lo haré, porque tú también mereces otra oportunidad —declara con dureza, lanzándome todo lo que tiene, pero no me afecta.

—Muero de curiosidad por saber cómo harás eso —recostado del lavamanos, cruzo mis brazos, y sé que tengo una expresión burlona dibujada en mi cara porque si nadie ha podido antes, ella no podrá ayudarme ahora.

De la nada, me descruza los brazos tensos y los coloca en su estrecha cintura cubierta por la sábana. Ella es audaz, tengo que darle ese mérito.

Sus pequeñas manos están en mi cara cuando dice con expresión implacable: —La mereces, Carl, una oportunidad, un reinicio y volver a confiar, pero ella se ha encargado de impedir que lo veas, que lo intentes con lo que sea que te haya hecho.

—No quiero intentarlo. No voy a pasar por esa mierda de nuevo —digo tajante, pero sintiendo el ardor en mi pecho cortado.

Y ella sigue añadiendo sal a esa herida: —Sé que te rompió el corazón y que escondes esa parte dañada, la proteges para que nadie pueda acceder a ella.

Conectado a ti (Dragon's Family Series #4) CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora