𝐂𝐚𝐫𝐥
No me dicen hacker o el chico malo de las redes sociales solo por fastidiarme o por tener un estatus importante dentro de mi mundo virtual. No. Lo hacen por una jodida razón y es que siempre encuentro lo que busco. Siempre.
Y a 𝘦𝘭𝘭𝘢, v...
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Carl
No quería dejarla, maldita sea. Quería llevármela lejos y hacerle el amor por el resto de mi vida, pero todo se fue al infierno. Mientras camino hacia el sótano del club, la otra parte de mí que no está enojada está experimentando una euforia al rojo vivo. El momento más significativo de mi vida. Ellie aceptó ser mi dama, dijo que sí a mi mundo, a mí, pero lo que me provocó un cortocircuito permanente, fue escuchar esa dulce declaración de sus labios.
«Sí, mi amor, porque yo también estoy enamorada de ti»
Carajo, me siento embriagado, todo mi cuerpo electrizado, deseoso de correr, rugir y escupir fuego sobre la cima del club como un dragón victorioso y jodidamente en celo, pero no puedo hacerla mía ni celebrar como tenía planeado. Todo por las acciones de Kurt Demon y su club. Mi sangre hierve y no por lo que le hicieron a Nicolás. Él hizo su cama y está durmiendo en ella, pero las consecuencias siguen afectando a Ellie y tengo que intervenir. Protegerla. Es su único hermano y ella lo ama, pero no puedo soportar verla sufriendo por una venganza que no es nuestra. Pero ya tomamos decisiones. Si el presidente de los Demonios Celtas MC no acepta nuestros términos, nuestro pacto se romperá.
Entro al sótano con mi computadora portátil en donde ya están todos. Mi presidente asiente en total apoyo en mi dirección y veo lo mismo en mis hermanos.
Al contrario de Kurt y su mirada reprobatoria. —Al fin llegas. Si estuvieras en mi club, me aseguraría de que pagarás la multa y te mandaría de paseo por una semana —sonríe con suficiencia.
—Si estuviera en tu club con gusto pagaría esa multa y otro monto más por mi salida. —Ríe por mis palabras, pero yo no—. Soy el último en llegar porque el caos que formaste en Saltwater afectó a mi mujer, mis planes y los de todos.
—¿Tu mujer? —me mira pasmado y luego sonríe—. Me alejo de ustedes por un tiempo y cuando vuelvo a verlos ya están con damas y bebés dragones. ¿Cuál es la fórmula secreta, Baxter?
—La sabrías si dejarás a un lado tus planes de venganza en los que no estamos interfiriendo como acordamos, pero esta última jugada tuya nos ha salpicado directamente —explica con sequedad mi prez.
—Te refieres a White —se encoge de hombros—. Tenía que hacerse. Liquidó a Jay e inculpó a tu vicepresidente, deberías agradecerme, pero en lo que respecta a mis intereses y a los de mi club, por su culpa todavía tengo a los federales detrás de mi culo. Ahora explícame cómo carajos llegamos hasta aquí, porque pensé que estarían contentos, celebrando por haber eliminado a esa escoria —niega confundido y rascando su barba.
—Esa escoria como lo llamas es el hermano de mi mujer y sigue vivo. —Mi confidencia lo sorprende, luego sus puños se aprietan sobre la mesa y su rostro se vuelve sombrío.
