Capítulo 19

7.5K 583 79
                                    

Carl

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Carl

—Pensé que el estadio estaría lleno porque he leído que este equipo tiene una gran fanaticada. —Ellie me mira a través de sus gafas negras.

—Este es un partido amistoso contra los Torpedos de Parkside, pero los juegos de temporada son otra cosa. Las entradas se agotan en minutos, las apuestas vuelan y todo es un caos en las finales —le explico—. En el club somos fanáticos y tenemos un hermano que nos consigue boletos, así que si quieres ver la euforia por los Hawks de Delta en todo su esplendor, solo avísame, nena.

—No soy megafan de este deporte, pero definitivamente que es un juego muy entretenido. Lo conozco por mi hermano y mi padre porque a ellos sí les gusta y ponían la programación en nuestras cenas dominicales. Ver en vivo los gritos, la ebriedad, el caos de los perdedores y la semidesnudez de algunos corriendo por el campo para llamar la atención, sí, suena divertido —rueda los ojos negando.

Y rio porque es cierto eso que dijo y es algo que siempre pasa. —Lo último lo hacen para despistar al equipo contrario, y sí, es una locura, pero de la buena porque lo vives tanto que olvidas todo, preocupaciones, deudas y depresiones, y es cierto que hay fanáticos muy intensos —señalo el campo frente a nosotros sentados detrás del home—, pero estos juegos son más tranquilos y por eso quise traerte hoy.

—Y lo estoy disfrutando —afirma con ímpetu y sinceridad—, al igual que los sitios a donde me has llevado antes. 

—Admite cuán bueno soy jugando a los bolos. 

Después de darle un sorbo a su soda de limón con mucho hielo, su cabeza protegida por mi gorra, niega: —Nunca, y ya te pedí la revancha. Eso fue suerte de principiantes, nada más.

Rio bajo. Ir a los bolos con ella, sentir su esbelto cuerpo para enseñarle a jugar, es una experiencia que definitivamente quiero repetir, pero más que nada verla siempre sonreír.

—Cuando quieras, nena, y no es cuestión de suerte. Ir al boliche con Clay después de clases pulió mis habilidades. Además, tener dedos largos y rápidos es otra ventaja —muevo mis cejas sugerentemente. 

Quita sus gafas para mirarme. —¡Ajá! —su rostro se ilumina con victoria—. Entonces admites que estuve en desventaja todo el tiempo. ¡Y la bola pesaba demasiado! Así que no fue un juego justo, fin de nuestra disputa —termina tajante, y rio mientras ella come un nacho con queso, comida que hace años no consumía. 

—Está bien, acepto nuestras diferencias y el fin de nuestro tan divertido desacuerdo. 

—No fue divertido, me engañaste diciendo que no sabías jugar muy bien y eres un experto. Si Clay estuviera aquí, me daría la razón. 

—Lo haría y golpearía mi cabeza en el proceso.

—Por mentirme obviamente.

—Por eso y por no dejarte ganar —Estoy sonriendo.

Conectado a ti (Dragon's Family Series #4) CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora