Hace 12 años...
Los sonidos de las tablas siendo pisadas en la casita del árbol de Rosé, se fueron creando un ruido disipando conforme se acercaba una niña de cabellos negros frente a Rosé, sus ojos cafés fijos en la bella cabellera castaña de Rosé, sus manitas escondidas detrás de su suéter blanco, una sonrisa reconocible desde lo más lejos que puede visualizarla, eso era Jisoo, una niña llena de felicidad, belleza, tenacidad y paciencia pura.
Si conociéramos su verdadera fuente de felicidad, era la respuesta más sencilla de todas, ir a casa de su amiga Rosé, llenarla de cariño y hablar con ella de todo lo que no podía contarle a sus hermanos mayores, contaba los días, las horas y las semanas para sentarse fuera de su casa y esperar a Rosé venir de la escuela gritando, sus ojitos se iluminaron de solo pensarlo.
Hoy era uno de esos días. Los rayos del sol de la última puesta estaban sobre sus anteojos, se tocaba las rodillas con desespero esperando por su amiga.
Últimamente había convivido con algunos otros niños de la escuela, Jisoo y ella no estaban juntas en la escuela, era más complicado verse, más que sólo en las tardes, mordió con fuerza el interior de su mejilla y se puso a pensar, Jisoo siempre fue una niña muy introvertida, que se olvidaba de las cosas que su madre le pedía al salir de la casa para ir a la tienda, que olvidaba hablar de lo que le encargaban sus maestras en la primaria y también de guardar sus juguetes cuando jugaba con ellos.
Sonrió un poco, ajustó su coleta alta, talló sus ojos quitándose los lentes un segundo, normalmente Rosé tardaba más tiempo del esperado, contaba con los dedos los minutos que quedaban para admirar a su amiguita, su madre le decía que debía ser más cuidadosa y no quedarse tanto tiempo fuera de casa, Rosé llegaría siempre.
Las manecillas de su reloj de mano se movieron una más, contó cuántos dedos iban desde que marcaba la hora que le dijo su madre, bajó la vista a sus zapatos y se concentró en una de las hormigas que iba cruzando por el pavimento.
Llevaba una hoja sobre su lomo, caminaba con dificultad debido al peso que cargaba, así que Jisoo le quitó la hoja que llevaba.
—¿Por qué tienes que llevarla? —Le preguntó a la hormiga.
No hubo respuesta, obviamente no iba a tener una, era un animal dispuesto a hacer todo por sobrevivir, su único objetivo fue revertido por Jisoo, una niña de 6 años esperando por su amiga.
La hormiga se movió y se desapareció entre los relieves del pavimento, se escondió por debajo de la tierra y se ocultó lejos de la niña.
Jisoo observó sus movimientos, alguna vez se preguntó; ¿qué tan bueno sería ser una hormiga?, pero Jisoo siendo una niña, no se iba a percatar de que en cualquier momento podría ser pisada por una niña como ella y no tener más vida para contarlo.
Rosé se sentó a su lado, veía la curiosidad de Jisoo ser explorada, tenía un cabello negro muy lindo, pero jamás se atrevería a decírselo, la mayoría de sus compañeros decían que; "si hablas de un niño con tanta frecuencia es porque te gusta...", pero era simple, ella no gustaba de un niño, y menos de alguno que estuviera en su escuela, observó a Jisoo hablando ahora con la calle, pero nunca se fijó que ella estaba a su lado aún.
—¿Qué haces? —Rosé preguntó con una voz dulce, aún no sabía por qué en la escuela le decían que tenía una voz chillona, a Jisoo le gustaba su voz y nadie le impedía decirlo.
—¡Oh!, ¡Rosie! —Jisoo saltó abriendo sus brazos para apretujar a Rosé en ellos, era a penas un poco más alta que Rosé, y el que pasara todo el día en la escuela, lejos de ella, le hacía extrañarla.
La risa de Rosé se hizo notar en un segundo, las dos sonrieron al verse, corriendo para ir detrás del jardín de la casa de Rosé.
Las dos niñas se pusieron a reír y jugar entre el pasto, a hacer bromas, comer entre las flores, disfrutar de algo que todos los días sonaba como un sueño, sus manos se entre cruzaron en el pasto verde bajo ellas, sus miradas se conectaron y se miraron con un brillo especial en sus ojos.
Ambas podían ver algo como un mar en los ojos de la otra, un enigma lleno de todas las respuestas y preguntas sin resolver, el profundo consuelo de las pérdidas, la suerte en los juegos de azar, todo lo bueno, y lo mejor en sus miradas.
La última fracción del sol se encontraba en su punto más alto, dando como señal, la parte en la que las despedidas llegaban, ambas niñas se levantaron cuando oyeron a la madre de Jisoo llamar desde la cocina, las dos se miraron, de nuevo, como casa vez que sus días llegaban al final, como cuando buscas un objeto en un frasco de monedas, uno que puedes romper, que puedes encontrar lo que buscas, pero lo que quieres, es sacar moneda por moneda para descubrir qué es lo que cada una de ellas dice, eso provocaban la una en la otra.
Mirar por sobre la luna, el sol escondiéndose, y sus manos separadas guardadas en sus bolsillos para ir detrás de la otra para llegar a sus madres, un último suspiro salió de la boca de Rosé, se metió entre las piernas de su madre, ocultando su llanto por su amiga, todos los días lloraba porque creía que se iría para no volver más, para dejarla abandonada en ese lugar, no la obligaría a quedarse, pero ella sabía que cuando las estrellas de las noches, desaparecieran, ese día, Jisoo iría al espacio a bajar una de ellas para convencerla de volver a hacerlas a todas brillar. Rosé creía firmemente en su promesa; las niñas se pusieron delante de la otra y se dijeron adiós, una pausa a su lindo día, un poco de tiempo para visitar el país de los sueños y pensar que también podrían verse por ahí, siendo felices.
Por último, ver a Jisoo desaparecer y salir por su puerta, diciéndole que tal vez mañana tendrían más oportunidades de quedarse, pero las almas que esperan por tanto tiempo por su alma gemela, puede que encuentren un mejor lugar en otra parte, sin embargo, las promesas de una persona pueden romperse tan fácil, como una hoja de papel en el agua, desvaneciéndose tan rápido como llegó ahí.
Para Rosé, Jisoo siempre iría como capitana de su barco, dirigiéndose por todos los mares del mundo, para llevarla a conocer todos los lugares a los que nadie puede ir, a esos dónde todas las promesas se cumplen.
Alguna vez sería así...
—"¿Cómo podría saberlo?"—
ESTÁS LEYENDO
My boy crush | Jenlisa
Fanfic❝ Lisa cree que está enamorada, pero no de cualquier persona, tiene un crush, uno con un chico. Él es perfecto, sin ningún defecto, y lo tiene todo... Y también tiene a la chica. ❞ Jennie sólo quiere que el recuerdo de su ex se esfume, y cuando una...