3. Entonces lo supo, no iba a volver

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     Alastor detestaba los lugares como ese. La única persona que los conocía era Mimzy. Ella sabía el alta y la baja de todos los burdeles de la ciudad Pentagrama. No perdía tiempo con nada. Se enteraba de los chismes más asquerosos y repulsivos entre las prostitutas y las grandes cabezas al mando. Se ayudaba de Alastor de vez en cuando para manipular, o para atraer chicas nuevas a su club. No era nada mal parecido. Debía admitirlo. Había que sacarle un buen partido.
     —Ya sabes, un poco de esto, un poco de aquello —Mimzy hablaba con una de sus empleadas. Bebía una piña colada muy fuerte—. Tu número empezará dentro de una hora. Calienta esa garganta, no quiero que se te desgarre y me dejes en ridículo frente al público.

     La demonio asintió y corrió tras bastidores. Mimzy y Alastor compartían un momento amistoso en una de las mesas del fondo del club de jazz. El lugar era bastante oscuro, decorado con telas rojas, violetas y detalles de oro. Art decó, algo muy típico de Mimzy, y, por ende, un gusto culposo para Alastor. El escenario estaba vacío. El show comenzaría pronto.
     —Como te decía, querido, he tenido muchos problemas con las tipas que llegan aquí. Son muy hermosas, pero no tienen ningún talento más allá de agacharse y tragar —Mimzy bebió la piña colada a través de una pajilla roja—. Eres un imán para las mujeres, pero creo que te devolveré por garantía. Atraes a muchas, y entre las muchas, hay bastantes inservibles.

     Alastor sonrió.
     —Oh, Mimzy querida... No te preocupes, trabajar con pecadores condenados es así. No todos aceptan su destino.

     —Quisieran tener la suerte de una estrella, pero la estrella aquí soy yo.

     —No lo niego, dulzura. Brillas entera cuando te paras en el escenario. Por eso eres especial para mí —Alastor golpeteó las garras sobre la mesa—. Lo único que preferiría no ver es ese constante muestreo de piel en los shows de tus chicas. ¿No podrían guardar un poco la compostura? Da un aspecto mucho más vulgar.

     —Oh, corazón, estamos en el infierno. ¿Qué esperabas ver? Es lo que a los hombres les atrae, y tristemente, es lo que a mí me causa mayor ganancia —Mimzy soltó una carcajada y se acomodó el cabello—. Que haya tipos como tú no significa que sea la regla.

     —Debería serlo. Es lo correcto.

     Mimzy rodó los ojos.
     —Claro, lo correcto —Se acomodó en la silla y sacó un cigarrillo—. Aunque he conseguido a alguien nuevo sin tu ayuda. No estaba muy convencida de ello, pero Valentino supo convencerme.

     —¿Valentino? ¿Por qué creerías en las palabras de un simple insecto como él? —Alastor ladeó la cabeza—. No creo que tenga el suficiente conocimiento que tú y yo tenemos sobre este negocio.

     —Permíteme explicarte —Mimzy encendió el cigarrillo y fumó—. La persona que traje es una artista. Bueno, en realidad está planeando su debut con la música. Es algo buena, tuve que entrevistarla y poner a prueba su elasticidad intérprete. No tiene mucha experiencia, pero identifica e imita las notas apenas las escucha. No es un rango muy amplio, pero tiene oído absoluto —Mimzy se terminó la bebida, se giró para ver al bartender y sacudió en el aire la copa—. Es bastante famosa. Quiso probar otras aguas. Le he dado una oportunidad.

     Alastor alzó las cejas. Las palabras de Mimzy habían capturado, muy a medias, su atención.
     —Espero valga la pena.

     —Y el show. Aunque sabe comportarse frente a las cámaras. Sé que mantendrá un estándar alto —Mimzy mordió el cigarrillo con una sonrisa satisfecha—. O lo subirá todavía más.

     —¿Cuál es su nombre?

     —Es una sorpresa, querido. Aunque algo me dice que ya sabrás de quién se trata...

     —¿Qué clase de artista era antes? Si trabajó con Valentino, no debe valer mucho la pena —dijo Alastor, sonriendo con seguridad—. Alguien que era parte de la asquerosa industria del... Del eso no podría tener otro talento que no sea humillarse a sí mismo.

Angstober: RadioDust  [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora