12. Si solo hubiera alguien que te amara

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     La situación se dio a partir de que Charlie hubiera imaginado una nueva actividad para los miembros del hotel. Aún sin un plan claro, se lanzó, para ver qué pasaba. Colgó una tabla de cartulina en medio del lobby, donde aparecían fechas y nombres acomodados. La idea era que todos comenzaran a conocerse y a hablarse, formando vínculos basados en la comunicación.
     Alastor nunca estuvo de acuerdo con ella. La actividad le parecía, sin más, bastante estúpida. Solo quería divertirse, y utilizaba los espacios de conversación para fastidiar a sus compañeros. Algunas veces faltaba a las sesiones, y otras, simplemente, las olvidaba por completo. Estaba más concentrado escuchando su radionovela que otra cosa.

     Así fue, hasta que Charlie lo retiró del plan. Ofendido, por estúpido que pareciera, Alastor no soportó el hecho de ser ignorado de tal forma.
     No aceptó su derrota, solo, según sus propias palabras, reconsideró la oferta.

     Era su turno con Angel Dust. Era de noche. El actor estaba mirando hacia el pentagrama sentado en una banquita de metal, revisando su teléfono celular. No esperó a que Alastor se le apareciera de repente a su lado, pegando la gigantesca sonrisa a su cuello.

     —¡Ho... !

     —¡Ahhh! —Angel dio un salto y se alejó trotando un par de pasos. El teléfono voló de sus manos—. ¡Idiota! ¿¡Cómo se te ocurre llegar así!? ¿Qué demonios te pasa?

—¡La entrada lo es todo, querido! —Chasqueó los dedos y el teléfono apareció sobre las manos de Angel—. ¿Y bien? ¿Me contarás sobre tus vulnerabilidades o tendré qué sacártelas con una cuchilla?

     —Por amor de dios... ¿Podrías ser un poco más considerado? No desperdicies la hora —Angel volvió a sentarse en la banca—. Se supone que hacemos esto para convivir, ¿recuerdas?

     Alastor se burló. La estática crujió dentro de su garganta. Se sentó al lado del actor, cruzando las manos sobre una de sus rodillas.
     —Oh, querido... Eres tan simpático. ¿De verdad piensas que voy a tomarme en serio las tonterías que ha dicho la princesa? Esta dinámica es una completa estupidez. ¿Nos rehabilitaremos a nosotros mismos? ¡Quisiera verlo!

     —Sí, a mí también me da muchísimo gusto que estemos juntos. Qué divertido. Wow, me estoy divirtiendo mucho.

    —Por la monotonía de tu voz puedo presentir que estás siendo sarcástico ante mis comentarios.

     —¡Qué listo! —Angel se guardó el teléfono celular en el bolsillo de la chaqueta y miró hacia Alastor. No tenía ni idea sobre cómo continuar la conversación sin tornarla una constante batalla por ver quién tenía el control sobre ella. Revisó sus guantes, haciéndose el tonto. Entre más rápido pasara el tiempo, muchísimo mejor para él. Alastor era la última persona con la que hubiese querido hablar durante la dinámica de Charlie.
     La mirada de Alastor estaba fija en él, con obsesiva atención. Era parte de su personalidad.
     —¿¡Qué me estás viendo ahora!?

     —Solo trato de pensar en un tema de conversación.

     —¿Y es necesario mirarme con tanta intensidad mientras piensas?

     —Es un estímulo —dijo, sonriendo—. Pero, ahora que estamos aquí, supongo que podemos ahondar un poco en nuestra relación.

     Angel alzó las cejas, sorprendido.
     —¿Qué?

     —Que ahondemos un poco en nuestra relación. Pero, querido, no me malentiendas... No eres mi tipo y no soy esa clase de interesado. Te lo dejé claro desde el día en que te conocí. Nada de tocarme, hablarme de forma sugestiva ni tampoco de mirarme con ese montón de ojos horribles que tienes. Me causan pesadillas.

Angstober: RadioDust  [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora