28. Injusticia

44 4 0
                                    

     A Alastor le gustaba mucho lastimar a otros. Era parte de su estrategia de juego. No buscaba víctimas específicas en el hotel. El azar era mucho más divertido. Angel se volvió su víctima principal durante semanas. Al principio fue sutil, acariciándolo desde lejos con sus palabras y elogios baratos. Una vez lo tuvo en la palma de sus manos, lo apretó, magullándole el orgullo con un ofrecimiento postizo de exclusividad. Angel, por suerte, aceptó todo con los brazos abiertos. Fue la señal definitiva para comenzar a sacarle un poco de jugo.
     Primero le fingió cariño, tomándole de las mejillas y repitiéndole que era especial, solo para después, alejarse de él sin avisar. Lo segundo fue un poco más fuerte, mintiéndole a la cara una vez que Angel le recriminaba los hechos. 

     —Jamás dije eso. No exageres.

     Las palabras cambiaban en segundos. Angel confundido, no sabía que los cuernos de Alastor estaban incrustados en él, a punto de tocarle el corazón. 
Crecieron, alimentándose de confusión y desvelos. Angel no podía pensar en nada que no fuera el enganche, el overlord era un ancla mucho más grande que él, y lo mantenía postrado en cama, pensando. De las últimas veces que ambos hablaron, Alastor se empeñó en hacer de lado a Angel. Todo era parte del movimiento final. El castigo servía como una forma de enseñarle que él no tenía otra opción mas que aceptar que se había equivocado. Era su lección en carne y hueso.
     Pero Angel, por supuesto, no mantenía la boca cerrada. Iba a morder la mano de quien lo alimentó y tuvo el coraje de quitarle el plato entero de las manos.
Así que se sentó frente a él y espero con toda la paciencia del mundo a que la injusticia fuera pagada. Sin cruzar las piernas, sin cruzar los brazos. Estaba abierto a lo que fuese a llegarle.
     Alastor lo ignoró por completo. Angel le imitó. El overlord no era estúpido, así que decidió cambiar un poco las reglas. Su juego ya no lo beneficiaba. No le aburría, sino que disparaba a sus propios costados.

     Trató de acercarse a Angel. Este le ignoró por completo. No alzó las cejas, no sonrió. Lo miró como lo hacía con los tenderos en las tiendas. Le barría con los ojos de forma tan despreocupada que Alastor, por supuesto, no lo podía soportar. 
     Cambió las reglas de nuevo. Usando todo su arsenal de habilidades se mostró dócil otra vez, calculando la distancia. No debía ser obvio. Su reputación estaba en juego.
Angel continuó forzándose a ignorarlo. El tiempo sirvió para darse cuenta de que, en realidad, no lo sentía tanto. La mentira podía pesar lo mismo que la verdad, pero no eran la misma cosa.
     Alastor, creyéndose con todo el derecho del mundo, lo encaró al fin.
     —¿Esto es en serio? ¿De verdad eres tan... Inmaduro?

     —Sí —respondió Angel, sonriendo—. Lo soy.

     —¿Cómo puedes tratarme así? ¡Yo no te he hecho nada!

     —Es verdad —dijo Angel, revisándose las uñas a través de los guantes—. No recordaba que no has hecho nada.

     —¡Eres tan jodidamente injusto conmigo, Angel! ¡Te detesto! —gritó Alastor, señalándolo—. ¡Por eso toda tu maldita familia te odia! ¡Eres un maldito dolor de cabeza que solo sabe lastimar a los demás! ¿¡No te da vergüenza!?

     —No.

     —¡Insensible! ¡Siempre te odié! ¡Yo he hecho de todo para que seas feliz! ¿¡Así es como me pagas!?

     —¡Sí! —Angel se cubrió la boca, aguantando la risa—. ¡Y lo haría mil veces más!

     Si Alastor era el castigo, entonces Angel se volvería el karma.

...

Disculpen que me haya atrasado y que quedara tan, pero tan corto. ¡Estos días he tenido la casa patas arriba y el trabajo lleno de pendientes! Llego con ganas nomás de escuchar música, dormir y mentar madres. Me cuesta mucho concentrarme en la escritura por tiempos prolongados.
Si la interacción entre Alastor y Angel de este capítulo se les hizo un poco extraña fue porque, si  se me permite justificarme, la basé en cosas reales que hacen y dicen los narcisistas. No suelen hacer mucho sentido cuando se trata de salvarse a sí mismos el pellejo... Así que, XD.

Angstober: RadioDust  [Hazbin Hotel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora