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Tal vez esta a sido la peor semana que he pasado a tu lado, y es extraño, nisiquiera me has pegado, ni ne has gritado, pero aún así no puedo soportarlo más.

Más cuando escucho como tienes sexo en la otra habitación, como si las paredes fueran de cartón, puedo escuchar todo lo que te dice y todo lo que sucede.

Miro nuestras fotos en la pared y solo puedo decir.

Que eres una mentirosa.

Tzuyu estaba al borde de la locura, sin dormir, sin comer bien, solo podía pensar en Sana.

Todos esos días Sana se había estado yendo a ver a "Chaeyoung" pero Tzuyu sabía que le mentía.

En estos momentos, Tzuyu cubría sus oídos mientras escuchaba como Sana gemia desde la otra habitación, reconocia su voz, era ella.

Ella estaba teniendo sexo con otra chica que no fuera Tzuyu, y eso destruia a la taiwanesa.

¿Acaso era tan insuficiente?

Se sentía fuera de sí, fantaseando con interrumpir el acto y matar a aquella chica. Justo ahora consideraba eso como una opción.

Pero no podría hacerlo, Sana la odiaría y es algo que Tzuyu no podría soportar.

No quería que Sana la odiara, todo lo contrario, quería que se quedara todos los días a su lado, cada segundo de su tiempo.

Sana siempre se lo repetia, ella quería que estuvieran juntas para siempre. Y Tzuyu estaba dispuesta a estar a su lado.

Justo ahora, en posición fetal, seguía escuchando aquel acto que le parecía asqueroso y desagradable, deseando que pare.

Lamentablemente, su deseo no se cumpliría, y seguiria escuchando todo.

– Eres muy buena – Dijo Nayeon con una sonrisa cayendo boca arriba en la cama.

– Lo sé – Sana sonrió para no demostrar lo incomoda que se sentía.

Jamás había quedado tan insatisfecha en su vida, y aunque fuera una experta disimulando sus sentimientos, no iba a negar que se sentía incomoda.

Claro, después de tener sexo con alguien quien no le produce nisiquiera una mariposa en el estómago, era normal sentirse insatisfecha.

¿Tan siquiera podía decirle sexo a lo que acababa de hacer?

Esto no tenía comparación a lo que hacía con Tzuyu.

– Ya son las seis de la mañana, ¿de verdad estuvimos toda la noche haciendo el amor? – Preguntó Nayeon abrazándose al cuerpo desnudo de Sana.

– Eso creo – Respondió Sana quedándose completamente quieta.

Nayeon la miró por unos segundos, lista para decirle algo que sentía desde hace mucho.

– Te amo, Sana –

Al escuchar estas palabras el estómago de la japonesa se revolvió, ¿que se supone que iba responder?

¿Yo también?

Que estúpido.

– No... ¿me dirás que también me amas? – Preguntó Nayeon con una sonrisa algo incomoda.

Sana alzó sus cejas y la miró.

– Oh si, yo también te quiero –

– Oh, claro... –

PERFECTA OBSESIÓN- Satzu [FINALIZADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora