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Es muy bueno cuando encuentras una manera de desahogar todo lo que sientes, es como si respiraras mejor y te sintieras más tranquilo, simplemente lo mejor. Muchos deciden  abrirse a sus amigos, familiares, esas personas a las que amas y confías plenamente.

Lamentablemente Tzuyu no tenía opciones, ahí estaba de nuevo en esa habitación oscura, rodeada de fotografías y con ese sentimiento de miedo y tristeza alojado en su corazón.

Escribía en un libro, ese mismo libro donde dibujaba, era como un nuevo diario privado donde podía escribir lo que pensaba, desahogarse... ya que no tenía a nadie con quien hablar a parte de Sana.

Todos sus sentimientos estaban plasmados en aquellas hojas de papel, escritos llenos de dolor, tristeza, angustia, miedo y un extraño "amor"...

Debía aceptarlo poco a poco, cada vez que Sana le sonreía, la miraba con sus hermosos ojos, tocaba sus manos, le daba besos y caricias, incluso cuando le pegaba... se sentía amada.

Cuantos años estuvo buscando el calor de una familia que su tía nunca le otorgó, buscando amor como un niño perdido, obligándose a madurar a temprana edad cuando se dio cuenta de lo dura que era su vida...

Le tomó tanto tiempo darse cuenta que merecía ser amada, merecía ser tocada, merecía una familia... porque cada vez que Sana la abrazaba se sentía como una niña de diez años emocionada...

Sabía lo que sentía, pero no era muy fácil aceptarlo...

– Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana Sana – Susurraba Tzuyu mientras tapaba sus orejas.

Debía sacarla de su mente si no quería terminar loca, todo le resultaba tan agobiante y estresante.

– Tzu? – Sana la miraba confundida mientras alzaba una ceja.

La piel de Tzuyu se erizó al ver que la japonesa estaba en la habitación, nisiquiera se dio cuenta de cuando entró. Tzuyu la miró y volvió a tener su aura neutral intentando ignorarla a toda costa.

Sana hoy lucia más hermosa, mucho más que otros días, con ese vestido corto de color rojo vino y unos tacones no muy altos, con maquillaje sutil y su cabello suelto con algunos mechones salvajes por ahí, al solo verla Tzuyu tragó y desvío su mirada.

– ¿Tienes que decirme algo amor? – Preguntó mientras se acercaba, traía un vaso con agua en sus manos y una sonrisa amable.

Tzuyu negó con la cabeza.

Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando Sana se sentó a su lado, escuchando su pequeña risa traviesa, Sana puso una de sus manos de la pierna de Tzuyu y la acarició lentamente.

– Pero estabas diciendo mi nombre...

Sana dejó arrastrar las palabras rasposamente, Tzuyu la vio al instante con un pequeño sonrojó en sus mejillas, la voz de Sana le había parecido atractiva.

Al igual que Tzuyu, Sana también se sonrojó al mirarla, ¿Su Tzuyu estaba sonrojada?

¿SONROJADA?

Una gran sonrisa se alojó en su rostro, nunca pensó que este día llegaría, pero tal vez Tzuyu este comenzando a entrar en razón y esté desechando esa absurda idea de escapar y alejarse de ella.

– Hoy voy a salir – Le dijo mientras extendía el vaso con agua hacia Tzuyu ‐ Bebelo todo.

Tzuyu no quería preguntarle a Sana con quien iba a salir, tenia miedo de su respuesta.

Pero tenía mucho más miedo al imaginarse sola en la casa.

– No tengo sed –

– Tzuyu, te lo estoy ordenando – Dijo Sana tomando a Tzuyu de la barbilla y abriendo un poco su boca – Di "A"

PERFECTA OBSESIÓN- Satzu [FINALIZADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora