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Sana se encontraba en el pecho de Tzuyu dormida.

Abrió sus ojos lentamente, un ruido algo fuerte que provenía de el exterior la estaba atormentando. Bostezo un poco y despertó.

Se quedó en la misma posición un rato, recordando todo lo que había hecho en la noche junto a su amada, en su rostro se formó una sonrisa feliz, una sonrisa genuina.

Se sentía sumamente feliz de despertar al lado de alguien, de ya no tener que pasar las noches sola en una alcoba fría sin poder expresarle amor a alguien...

  Pero Tzuyu ya estaba a su lado...

Poco a poco se sentó y estiró sus brazos, decidida a comenzar su día con la mejor actitud posible.

Giró un poco su torso y miró con amor a la hermosa taiwanesa que estaba a su lado, aún estaba dormida.

Sana fue acercándose a Tzuyu, con suavidad deposito un dulce beso en sus labios entreabiertos.

– Buenos días – Susurró con amabilidad.

Siguió mirándola, al paso del tiempo se dio cuenta de que el cuerpo desnudo de Tzuyu temblaba un poco.

–  Debe tener frío... – pensó Sana.

Estiró un poco sus brazos y tomó la sabana blanca que estaba cerca de ellas.

La abrió un poco y arropó a Tzuyu con delicadeza mientras intentaba no despertarla.

Tzuyu hizo una pequeña mueca.

Sana pasó una de sus manos por el rostro de Tzuyu... estaba un poco caliente.

La japonesa puso sus manos en la frente y el cuello de Tzuyu, comprobando su temperatura.

– Tzuyu – Llamó Sana arqueando sus cejas – ¿te sientes bien? – Preguntó.

No obtuvo respuesta, Tzuyu frunció su ceño levemente y abrió sus ojos poco a poco. Ya había despertado.

– Sana – Murmuró Tzuyu mirando a la japonesa con un poco de pesadez.

– Creo que tienes fiebre – Sana volvió a tocar la frente de Tzuyu para volver a comprobar – ¿Te duele algo? ¿Que sientes?

– Tengo frío y me duele la cabeza – Respondió cerrando sus ojos.

Sana asintió y se levantó, comenzó a buscar su ropa la cual estaba esparcida por toda la habitación, se la coloco rápido y miró a Tzuyu.

– Buscaré algo para que te sientas mejor, ya vuelvo –

Sana salió de la habitación y se dirigió a la cocina, estando ahí buscó un trapo limpio y un vaso con agua.

Con eso podría bajarle la fiebre a Tzuyu.

No le daría ningún tipo de pastilla para el dolor de cabeza ¿eso podría mezclarse con las demás pastillas que ingiere todos los días?, no iba a arriesgarse.

Ya con las cosas en sus manos, caminó de regreso a la habitación, se adentró a esta y suspiró.

Cerró la puerta y caminó hasta la cama, Tzuyu se había envuelto un poco más con la sabana.

Se sentó a su lado, la taiwanesa tenía los ojos cerrados, Sana mojo un poco la tela en el agua y la exprimio.

– Esto puede ayudar – Dijo Sana dejando con delicadeza la tela en la frente de Tzuyu.

– Gracias – Murmuró Tzuyu con una pequeña sonrisa.

Sana al mirar la expresión de Tzuyu se sonrojó un poco y le sonrió devuelta, estaba feliz de poder ayudarla.

PERFECTA OBSESIÓN- Satzu [FINALIZADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora