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Sana dormía tranquilamente, abrazada al cuerpo de Tzuyu, respirando con calma, incluso podía llegar a sonreír dormida.

Su respiración calmada se combinaba con la respiración desesperada de Tzuyu, sus ojos estaban abiertos como platos.

Ella no podía dormir.

No podía dejar de pensar en aquella chica que estaba a su lado, estaba comenzando a dolerle la cabeza.

Sus ojos estaban cansados, había estado mirando el techo por horas y horas.

No sabía que hora era ...

Luego de que Sana llorara, lograron terminar de comer, después vinieron a la habitación para dormir.

Como siempre, Sana le dio su discurso de "amor", solo con una diferencia...

Las palabras de Sana estaban comenzando a entrar lentamente al corazón de Tzuyu, por mucho que se esté resistiendo...

Estaban entrando...

Seguía mirando el techo mientras pensaba, sintiendo asco de si misma.

¿Como una persona como Sana la estaba confundiendo?

Esto estaba mal...

Cerró sus ojos con fuerza, intentando relajarse y dormir.

Pero un ligero apretón en su mano la alertó, giró su cabeza poco a poco, encontrándose con Sana abriendo sus ojos.

Maldijo en sus adentros al ver como Sana despertaba, aquí vendría otro día...

- Buenos días, mi amor - Dijo aun soñolienta.

Tzuyu no dijo nada, volvió a mirar el techo y cerró sus ojos con fuerza pidiendo un milagro.

Algún Dios debía tener piedad de ella y sacarla de esa situación o algún demonio podía matarla, solo pedia que lo hicieran rápido.

Prefería cualquier tortura que pasar otro día junto a la japonesa.

- Buenos días - Se dignó a contestar.

- ¿Llevas mucho tiempo despierta? - Preguntó Sana sentándose en la cama, estirando sus brazos.

- No he podido dormir - Respondió con amargura.

Sana peino su cabello con sus manos y se levantó de la cama, caminó hasta el interruptor y encendió la luz, volvió a la cama y se sentó en el mismo sitio.

- ¿no tienes sueño? - Preguntó arqueando sus cejas mientras se acercaba a Tzuyu.

- No. -

Sana miró la pared unos segundos, mientras pensaba que hacer, una sonrisa apareció en su rostro cuando se le ocurrió una idea.

Acercó una de sus manos a la cabeza de Tzuyu y con mucha ternura comenzó a acariciarla haciendo pequeños círculos.

- Siempre que me acarician así me da ganas de dormir, espero que en ti funcione - Dijo sin dejar de acariciarla.

Tzuyu cerró sus ojos con calma, quería conciliar el sueño, escapar de sus pensamientos así sea por unos segundos y estar tranquila.

Pero no podía, menos con Sana acariciandola.

- No me toques  - Pensó Tzuyu.

Quería que Sana parara, pero no era tan valiente como para tomar su mano y detenerla.

Abrió sus ojos y miró a Sana.

Esta se veía tan tranquila, tan radiante, con un aura alegre, como si no ocurriera nada.

PERFECTA OBSESIÓN- Satzu [FINALIZADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora