En un día de invierno, Wonwoo caminaba tomado de la pequeña mano del cachorro que tenía a su lado. Transcurrieron años desde que Soobin había nacido, su pequeño rayito de esperanza se había convertido en un cachorro muy sano y alegre. Wonwoo había hecho lo posible por él. Lo crió de buena forma, de aquella que no resintiera la ausencia de un padre Alfa. Su hijo era todo para él, así que trabajó día y noche para darle solo lo mejor con ayuda de su madre y de su hermano menor.
Si Soobin era feliz, Wonwoo también lo sería. Solo que había momentos de excepción.
A pesar de que su corazón se alegraba de tan solo tener a su cachorro a su lado, no podía evitar pensar que tenía problemas encima. Tenía una deuda pendiente en su hogar y el dinero de su hermano no alcanzaba para que todos sobrevivieran. Su hermano tenía sus propios intereses y tampoco deseaba vivir a costa de él todo el tiempo. Necesitaba un trabajo, pues el último que tenía lo abandonó por acoso de parte de su jefe.
Estaba solo, no tenía dinero y necesitaba una manera de sacar a Soobin adelante.
También deseaba mudarse de casa, tener su propio hogar con Soobin. No era que deseara abandonar a su madre después de tanto tiempo, pero quería que su cachorro tuviera un espacio dónde crecer y llamarlo como suyo; sin embargo, no sabía qué más hacer para salir adelante con todo.
Tenía muchos problemas y cero soluciones a ello.
-¿Papá? -escuchó la voz de Soobin.
Lo había despertado de su pensamientos, pues venía tan concentrado en ellos que solamente caminaba en automático. Levantó la vista, notando que, evidentemente, ya estaban en la escuela a donde Soobin asistía. Su hijo lo miraba con cierta preocupación. ¿Qué tanto estuvo divagando en su mente para que su aroma fuera tan notorio?
-¿Estás preocupado? -Wonwoo sonrió por lo tierno que era. Se agachó a su altura para peinar sus cabellos y acomodar su uniforme y su chaqueta.
-Problemas de adultos -dijo para restarle importancia a lo que su mente hacía revuelto-. Cosas que el pequeño Soobin no debe importarle, ¿vale? -Soobin asintió-. Ahora, vas a ir adentro y pondrás atención en clase, ¿prometes aprender mucho?
-¡Sí! -dijo animado.
-Muy bien, tu abuela o yo vendremos a buscarte después de clases. ¿De acuerdo? No te vayas con nadie.
-No te preocupes, papá. ¡Ya soy un niño grande! Te esperaré aquí -Soobin se acercó a Wonwoo para abrazarlo.
El omega reaccionó a ese gesto, apretó con un poco de fuerza el pequeño cuerpo de su hijo para despedirse de él. Debía admitirlo, le dolía apartarse de él. No importaba los años que pasaran, siempre era tan doloroso. Soobin era su refugio total y despegarse de él, era una inseguridad. Pero, lo soportaba, porque sabía que en algún momento, Soobin crecería.
-Cuídate -dijo al separarse de él.
Por último, dejó un pequeño beso en su frente y lo dejó ir. La profesora omega estaba frente a la puerta para recibir a los pequeños cachorros. Soobin fue directo a ella, y antes de entrar alzó su mano para moverla ligeramente y despedirse de Wonwoo, el cual, reaccionó de la misma forma, despidiéndose de su cachorro.
Su corazón se estrujó al saber que estaría un tiempo lejos de él. Suspiró con tristeza. Dio media vuelta para regresar a casa, y justo en ese momento, chocó contra alguien. Dejó escapar un quejido por lo fuerte que recibió el golpe, y se apartó un poco molesto. Estaba de mal humor por tener que separarse de su hijo.
-¡¿Por qué no te fijas?! -soltó Wonwoo de la nada.
Cuando levantó la mirada se dio cuenta de quién se trataba. Era un Alfa, más grande que él. Su aspecto era intimidante, con una mirada seria. Tenía un aroma demasiado fuerte, que provocó un poco de picor en Wonwoo.
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Ah! Love [1ra Parte Semicolon] - Omegaverse
FanfictionPrimera parte de Semicolon Wonwoo es un Omega que creyó en el amor ciegamente, trayéndole consecuencias a su vida. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a un Alfa comprometido, pero con ciertos intereses parecidos, tanto en la vida personal como la...