Capítulo 14

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No podía hablar, simplemente no podía. Las palabras no salían de mi boca, no querían salir, las tenía atascadas en mi garganta.

Y ahí estaba él, parado en mi puerta con aquella mirada impactante y su cabello desarreglado. Me miraba como perdido, no parecía saber que hacer o decir. Notaba cierta angustia en su mirada, sus hermosos ojos verdes me suplicaban que lo perdonara.

-¿Puedo...? Mmm... ¿Puedo pasar?

¡No! No podía caer de nuevo. No podía cegarme, por más que quisiera no podía dejarlo entrar en mi vida nuevamente así que intenté cerrar la puerta pero no me dejó. Empujó la puerta con sus manos y se adentró en la habitación.

Me crucé de brazos y me paré frente a él. Aunque era mucho más alto que yo no me intimidaba, o eso quería creer.

-Nan por favor, déjame explicarte.

-¿Explicar qué exactamente Aron? Que jugaste conmigo como te vino en gana, pues no gracias eso ya lo sé, tu novia lo dejó bien claro.

-Nan... -tensó la mandíbula inconscientemente- Victoria no es mi novia.

-¿Ah no? ¿Y qué es?

-Es... complicado.

-Ella no parece pensar lo mismo, ya vete Aron no se ni qué hago hablando contigo.

-Mariana solo escúchame por favor.

Cerré los ojos por un instante y suspiré pesadamente.

-Tienes tres minutos exactos comenzando desde ahora.

-No seas así por favor.

-Tic-tac tic-tac. Se te acaba el tiempo Aron.

-Pues está bien. Nan lo que pasó no fue exactamente así, ¿vale? Estaba dolido porque hace años habías cortado todo contacto conmigo, me habías dejado de escribir, llegué a pensar que solo habías jugado conmigo y cuando te habías cansado... pues me habías desechado y ya. No contestabas mis mensajes, me habías olvidado. Cuando te vi nuevamente aquí solo podía pensar en vengarme por lo que suponía me habías hecho, la rabia me estaba consumiendo, solo por eso acepté el maldito juego.

Hizo una pequeña pausa mirándome directamente a los ojos. Tragué grueso, estaba haciendo un gran esfuerzo para no perder el poco autocontrol que me quedaba.

»Estaba cegado y solo quería hacerte sentir como yo me sentí estos dos años. Después te vi tan triste, tan devastada, me contaste lo que pasó con Vivian y yo me sentía culpable por pensar todas esas estupideces durante tanto tiempo. Te dije que te quería y no miento, te quiero en serio Mariana, no eres más un juego para mí entiéndelo.

No podía pensar con claridad, me ha dicho que me quiere, lo ha dicho en serio.

¡No! Basta Mariana, ya para. No me puedo seguir ilusionando no después de lo que me hizo.

-Repite lo último que dijiste -dije sin pensar.

-¿Que te quiero? Te lo repito las veces que necesites escucharlo.

-No, no me refiero a eso. ¿Ya no soy más un juego para ti? Es eso, para ti era solo un maldito juego, un capricho más, no te importaba hacerme daño, no te importaba hacerme sufrir sin saber antes el porqué te había dejado de escribir. Era más importante tu estúpido juego, tu ego de macho alfa herido. Sabes qué Aron, no pienso seguir hablando contigo. Lárgate de aquí. No quiero volver a verte.

-Nan por favor perdóname.

-¡No me llames así! No lo hagas, solo... solo vete Aron no quiero saber nada más de ti.

Mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas, no podía llorar, no podía desvanecerme frente a él, ya me había humillado demasiado.

-Mariana por favor solo escúchame.

-Tres minutos Aron, ya pasaron tus putos tres minutos ahora largo.

No se movía, seguía mirándome totalmente perplejo y yo... Simplemente ya no podía soportarlo más, dolía demasiado.

-¡Qué te vallas! ¡Qué no quiero verte! Tu... me hace daño tu presencia, me lastimas, ¿qué no lo ves?

Y así sin poder decir nada más sin que mi voz se quebrara le señalé la puerta. Aron me miró una última vez, casi tan devastado como yo dejándome perdida en la tristeza de sus hermosos ojos verdes y luego se marchó.

Al cerrar la puerta detrás de él rompí en llanto, aún no me lo creía dolía demasiado. No se lo merece, no merece que llore por él.

Sequé mis lágrimas y tomé mi celular para llamar a Julie.

-¿Nan? ¿Está todo bien?

-Jul, ¿aún sigue en pie tu propuesta de llevarme a algún lugar? Necesito salir de esta habitación ya por favor.

-¿Pero no entiendo, que pasó?

-Aron estuvo aquí.

-Juro que mato a ese imbécil, ¿te hizo algo?

-¿Aparte de hacerme pedazos? No Jul, no me hizo nada más.

-Lo siento cariño, arréglate, paso por tí en veinte minutos.

-Gracias.

Colgué y fui directo hacia el baño, tomé un a ducha y salí para vestirme. Me puse un vestido negro ajustado al cuerpo y unos tacones bajos. Até mi cabello en una cola alta y me maquillé un poco para ocultar mi rostro rojo de tanto llorar. No sabía que iba a conseguir con salir, Aron no era una persona fácil de olvidar, no para mí, solo sabía que quería emborracharme esa noche y que el alcohol se llevara por lo menos por unas horas esos ojos verdes que tanto me gustaban.

Julie no tardó en llegar acompañada de Steven. Salimos minutos más tarde.

De camino al bar había un silencio muy incómodo en el auto, Steven manejaba, Julie iba en el asiento de copiloto y yo solo miraba por la ventanilla intentando olvidar todo lo que había pasado. ¿Por qué la vida tenía que ser tan injusta? ¿Por qué conmigo? ¿Aron y yo no podíamos estar juntos? ¿Por qué la vida se empeñaba en separarnos? ¿Por qué él tuvo que ser tan idiota y engañarme así?

Ya no pienses Nan, simplemente olvida lo ocurrido por unos segundos.

Ojalá fuese tan fácil.

Guerrero silencioso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora