Capítulo 6

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Vaya manera de comenzar la uni, llevaba a penas 24 horas allí y ya tenía que preocuparme de un chico misterioso rondando a mi alrededor con demasiada información sobre mi vida.

Un chico muy guapo por cierto.

Por primera vez estaba de acuerdo con mi querida conciencia, no podía dejar de pensar en aquellos preciosos ojos verdes, en la profundidad de su mirada, en aquel pelo negro revuelto, era guapísimo sí. No era la primera vez que veía a un chico atractivo pero él tenía algo diferente, algo que lo hacía relucir delante de todos los demás, algo que no podía explicar.

«Este payaso sabe mucho más que solo tu nombre, Nani.»

Sus palabras y su voz ronca no dejaban de rondar en mi cabeza, ¿cómo ese chico podía saber tanto sobre mí?

Estaba tan perdida en mis pensamientos que olvidé que tenía a un profesor delante haciendo su acto de presentación. Ya me tenían cansada en eso se había basado mi día, en presentaciones tediosas.

Puse cara de fastidio y me dispuse a abrir mi cuaderno de notas, me sorprendió lo que encontré ahí dentro, una palomita de papel con una pequeña notita en el centro: "sonríe, te ves incluso más hermosa cuando lo haces". Pues eso sí que era inesperado, supongo que tendría que adaptarme a cosas como esas.

Miré a mí alrededor buscando una señal de la persona que dejó esa nota ahí pero para mi desgracia absolutamente a nadie parecía importarle, excepto al profesor.

—¿Pasa algo señorita Londres? —dijo mirándome con el ceño fruncido.

—No doctor Parker, todo está bien —dije un poco sobresaltada ante su cara de cabreo.

Él siguió con su clase sin darle mucha más importancia al pequeño incidente y yo seguía perdida en mis pensamientos sin prestarle atención.

Cuando por fin dio por concluida la clase me levanté con la intención de salir del aula. Por fin habían terminado las torturas por hoy.

Salí al pasillo y había una increíble cantidad de estudiantes en él. Incluso entre tantas personas y a una gran distancia logré divisar aquel pelo negro revuelto reconociéndolo enseguida.

¡Oh Dios mío era él!

Sin pensarlo ni un solo segundo caminé a toda prisa intentando alcanzarlo, cosa que claro me fue imposible, era demasiada la distancia.

Agotada bajé las escaleras de docencia dirigiéndome a la cafetería, estaba muy hambrienta. Cuando entré choqué de frente con un cuerpo bien definido. Por el impacto casi me caigo pero sentí unas manos fuertes rodeándome la cintura evitando así que cayera al suelo.

Subí la mirada lentamente hasta clavar mis ojos en aquel paraíso verde, no lo podía creer, tanto correr para alcanzarlo y ahora me lo encontraba así. En fin el destino y sus cosas.

Me solté de su agarre manteniéndole aún la mirada y él me dedicó una sonrisa. Unos hermosos hoyuelos se formaron en sus mejillas y yo me quedé embobada mirando cada centímetro de su perfecta cara.

—Hola —dijo recorriendo mi cuerpo con sus ojos para después clavarlos nuevamente en los míos.

—¿Hola? ¿En serio solo eso vas a decir?

Se inclinó hacia adelante ensanchando su sonrisa.

—Si quieres que te diga algo más te espero esta noche en la fiesta de inicio de curso en el gimnasio —susurró en mi oído haciendo que se me pusiera la piel de gallina.

Se apartó de mí sonriendo de lado y en ese momento recobré el aliento, por el calor que sentía en mis mejillas supuse que estaba ruborizada. ¿Qué me estaba pasando? Logré hacer a un lado mis nervios y formular una pregunta.

—¿Puedes por lo menos decirme tu nombre y dejar de fastidiar?

—Vaya vaya, pensé que dabas por hecho que me llamaba payaso.

—Te pega.

—¿Qué?

—Te pega, dan ganas de reírse a carcajadas con tan solo mirarte —vale tal vez me estaba pasando un poquito.

—Soy Aron pequeña insoportable —dijo rodeándome con la intención de dejarme hablando sola.

—Pues tal vez tengo razón y payaso te queda mejor —dije dándome la vuelta y viendo cómo se alejaba, no sin antes voltear a mirarme y darme una sonrisa provocadora desde su lejanía.

Le puse mala cara y decidí entrar en la cafetería para comer algo, moría de hambre.

Llegué a la habitación y al abrir la puerta me encontré a Julie dormida. Me quité los zapatos y caminé de puntillas intentando hacer el menor ruido posible. Tanto esfuerzo para nada porque la bella durmiente parecía haber recibido el beso del príncipe encantador y había despertado.

—¿Qué haces? —preguntó frotándose los ojos.

—Pues intentaba no hacer ruido pero veo que ya has terminado de hibernar.

—Muy graciosa Nan. ¿Dónde has estado todo este tiempo?

—En clases Jul, ¿dónde voy a estar? —volteé los ojos en blanco.

—Anjá —dijo mirándome y levantando las cejas.

—Vale —resoplé— puede que haya ocurrido un pequeño incidente en la cafetería y me haya encontrado con cierto chico misterioso.

—¿Y...?

—Pues que puede que me haya invitado a la fiesta de esta noche en el gimnasio. ¿Cómo le haces para sacarme tanta información?

No escuché respuesta alguna solo un grito ensordecedor que amenazaba con reventarme los tímpanos si no se callaba.

—Vale Julie, ya puedes parar.

—¿Y qué le has dicho?

—¿Puedes creer que no me dejó responder y se largó dejándome con la palabra en la boca? Da igual ni siquiera quiero ir —me encojo de hombros.

—¿Pero qué estás diciendo? Tienes que ir.

—No voy a ir Julie, no insistas.

—O vas o me pongo a gritar como una loca hasta conseguir dejarte sorda, además necesitas saber todo eso que insinuó sobre tí.

Lo pensé por unos segundos, sí que me convenía ir a esa fiesta, necesitaba saber de dónde me conocía ese chico y que tanto sabía sobre mí.

—¿Sabías que puedes ser muy odiosa cuando te lo propones verdad Jul? —ella me fulminó con la mirada—. Vale que sí, que voy pero con una condición.

—¿Cuál?

—Que tú vengas conmigo.

—Condición más que aceptada mi querida amiga, aunque no me lo pidieses no me perdería esa fiesta por nada del mundo.

No pude evitar poner los ojos en blanco, las fiestas no eran lo mío, yo era más de quedarme en casa leyendo o viendo una peli. Además hacía años que no salía había olvidado como era la diversión.

Siempre hay una primera vez mi querida Nan, o más bien una segunda primera vez.

Y así perdida en mis pensamientos me cambié de ropa a una más cómoda, até mi cabello en una cola desordenada y me acosté en mi cama para pasar lo que restaba de tarde hibernando como mi querida amiga Julie.

Ya me preocuparía más tarde por la estúpida fiesta... o más bien me quedaría dormida y con gran suerte a Jul se le olvidaría y pasaríamos olímpicamente de ella.

Menuda ingenua, ¿qué no conoces a tu compañera?

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¡Hola a todos! Espero estén disfrutando de la historia tanto como yo, estoy ansiosa de ver que pasa en esa fiesta :)

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