La reina miraba con orgullo a sus cinco retoños, los príncipes y princesas Targaryen.
Su hija mayor, su primera mujer, Rhaenyra Targaryen.
Su hijo mayor, su primer varón Aegon Targaryen.
Su hija mayor, su segunda mujer, Helaena Targaryen.
Su hijo del medio, su segundo varón, Aemond Targaryen.
Su hijo menor, su tercer varón, Daeron Targaryen.
Todos habían heredado la belleza y bendición valyria.
Aún así, la reina siempre recordaba sus hijos los cuales algunos no llegaron a nacer y otros murieron en sus cunas.
Recordaba el nacimiento de Baelon, su primer hijo.
[***]
—Mi hijo, mi hijo se ahoga. —dijo débilmente, sus ojos amenazaban con cerrarse mientras murmuraba. —mi niño, mi bebé, Viserys, mi niño...
—Todo estará bien esposa. —Viserys murmuró, aún con toda su atención en ella.
Pero Avyson sabía que algo ocurría, su miedo creció al ver como escuchaba a su hijo ahogarse y el maestre parecía ignorarlo, sólo arrullándolo.
—Mi hijo... muere. —suspiró por última vez, durmiendo.
[***]
A la mañana siguiente, le habían dicho que su hijo había fallecido segundos después de que ella cayese dormida, a lo que Avyson lloró, sollozaba odiando el haberse dormido.
Sí tan sólo ella hubiese seguido despierta, su hijo seguiría vivo.
[***]
El cuerpo del menor fue colocado en una pira funeraria, mientras todos estaban detrás de la familia real.
Avyson suspiró, en sus ojos no había más que rabia y dolor, un vacío en cual dudaba que alguna vez se podría llenar.
Su primogénita estaba a su lado, con su cabeza descansando sobre su hombro, sabía que había estado llorando, mientras que su esposo estaba a su lado, llorando mirando el cuerpo de su heredero.
Sabía que tenía un deber.
Y debía cumplirlo.
—Dracarys. —dijo, su dragona, Vadesunryz bajó la colina y quemó el cuerpo de su hijo difunto, la reina no bajó la mirada, Rhaenyra cerró aún más sus ojos.
Otro niño Targaryen había muerto.
[***]
—Está encinta mi reina. —dijo un maestre y Avyson lo miró.
—¿Está seguro?
—Mi reina, su sangrado ha parado, me siento honrado al decir que tiene tres lunas.
—Hmm. —dijo tocando su vientre, anhelaba que esté sí viviese.
[***]
—¡Puje mi reina! —gritó una partera y Avyson gruñó, mientras ella estaba en la cama de partos, Viserys estaba siendo espectador de un gran torneo.
La reina siguió pujando, escuchando los dichos de las parteras a su lado mientras sudaba.
Finalmente, su hijo había nacido, ella suspiró, también expulsando la placenta.
—Alabada sea la Madre. —sonrió una doncella.
—Es un niño, mi reina.
Avyson suspiraba, escuchó el golpe y después escuchó el lloriqueo de su hijo, sonrió atrayendolo a ella mientras lloraba.