Modern AU.
Ser la ex esposa no oficial de Aemond Targaryen no era su posición favorita, siquiera deseaba estar en aquella posición.
Tenían dos hijos en común, Baelon y Daenyra, peliblancos, pálidos y ojiazules.
Habían sido invitados al evento de padres de la escuela y como debían mantener apariencias, debían de estar juntos.
—¿Ya has llegado?
—No.
—¿En qué calle estas?
—A dos call...
—Bájate, iremos en mi auto.
—No iré contigo en el...
—Irás, somos esposos legalmente y no necesitamos rumores sobre nosotros. —dijo y ella suspiró.
—¿Qué pasará con mi auto?
—Cole se lo llevará. Estaciona y bájate. —dijo y la castaña gruñó, bajándose de su auto, notando el Mercedes negro de su amado esposo, miró a Cole y le tiró las llaves, abriendo la puerta, Aemond vestía completamente de negro, con el anillo dorado en su dedo. —pontelo. —dijo, dándole el anillo dorado. —lo conseguí después de que lo vendieras. Es un anillo caro. ¿Sabes? No debías venderlo por $10 000.
—¿Ah sí? ¿Y cuánto costó?
—10 mil millones de dólares.
—¿Enloqueciste?
—Eres mi esposa, no iba a darte cualquier baratija barata de por ahí.
—¿Cómo lo conseguiste?
—Cuándo decidimos separarnos, supe que no querrías nada de mí, no ibas a tirar el anillo al mar ni a la tierra, le darías un valor provechoso, te vi salir de una tienda y supe que habías vendido nuestro anillo. Sólo entre, el anciano me miró y cuándo pregunté por anillos de matrimonio me enseñó muchas baratijas, pero él nuestro era el que más brillaba. Se lo pedí y me lo dio en 20 dólares, Criston lo asustó.
—Ese pobre anciano.
—¿Pobre? Vende baratijas al precio del oro. Tan pobre no es.
—Es un señor mayor, Aemond. —Aemond burlesco le sonrió. —¿Por qué te ríes?
—Ese señor no paraba de mirar tu escote, no es un pobre señor, es perverso.
—¿Cómo lo supiste?
—Eres mi esposa, nada de lo que hagas no lo he vigilado ya. El enterizo blanco es precioso, úsalo en la próxima reunión.
—Planeó usarlo en el divorcio, sí es a lo que te refieres.
—No lo hagas.
—¿Por qué no?
—Porqué no me aguantaré y te follaré en la mesa aunque todos estén presentes. Te daré otro niño y sabrás que jamás estarás libre de mí. ¿Quieres eso?
—Seré tu ex esposa, ya no tendrás poder sobre mí.
—Eres la madre de mis hijos, quieras o no, estamos conectados y lo estaremos siempre. Hemos llegado. —dijo y la castaña intentó abrir. —yo abriré.
—Puedo hacerlo.
—No me importa. —dijo saliendo del auto, los vidrios estaban polarizados, podía sentir la mirada de todos los padres, Aemond abrió la puerta y le tendió su mano. Ella la tomó, ambos saliendo juntos, Aemond posó su mano en su espalda baja mientras ambos caminaban, hasta llegar a un salón rodeado de padres, ambos se sentaron esperando a que terminase.