Alicent Hightower

2.1K 142 5
                                    

—Aedom, Rhaenyra.

—Madre. —Rhaenyra sonrió sentándose, Aedom en cambio, se colocó detrás de su madre, masajeando sus hombros.

—Majestad.

—Buen día, Alicent.

—¿Cómo estás?

—Estamos bien.

—Todos se preocupan por el bebé, cuando la mayor importancia eres tú. —el menor besó el cabello de su madre.

—Mis niños, Rhaenyra y yo tenemos vientres reales, así es como servimos al reino.

—Prefiero ser un guerrero y traer gloria a mi Casa luchando con espadas.

—Y eso no lo dudamos, dulce hermana. —Aedom rió y Aemma le golpeó con su abanico. —es la verdad.

—Vayan a darse un baño, apestan a dragón. —Aemma ordenó y ambos rieron, acatando las órdenes de su madre.

[***]

—Y yo le dije. ¿Es mi culpa acaso? —su padre nuevamente hacia uno de sus tantos chistes malos y los lores a su alrededor se reían. —Rhaenyra, llegas tarde.

—Estaba visitando a mamá.

—¿En la espalda de un dragón? Aedom, mi hijo, mi heredero.

—¡Nuestro próximo rey! —Jason Lannister rió.

—Lord Corlys.

—Príncipe Aedom.

—¿Hay noticias de los Peldaños de Piedra?

—Muchísimas, majestad.

—En otro momento las he de resolver, por mientras  hablemos del torneo de mi futuro hijo. —Viserys rió, descarapelando una semilla.

—Lord Corlys...

—En otro momento será, majestad. —el moreno suspiró abatido.

El peliblanco suspiró, también abatido, escuchando los chistes poco graciosos y la emoción de su padre por el torneo.

—El último que se disputó fue en el nacimiento de mi heredero.

—Y en los otros que se han dado pero desgraciadamente mis hermanos no han vivido.

Y ahí estaba, Aedom Targaryen Arryn, primero de su nombre, conscientizando a su padre, obligándolo.

[***]

El día del tan esperado Torneo llegó, el solía reírse y llamarlo los herederos del dragón, aunque en su opinión, la flama de su padre se había extinguido con los inviernos pasantes, aunque muchos juzgarán a su madre por haber nacido como una lady Arryn y no poseer un dragón, él sabia que su madre era más dragón que su padre.

Su madre, la mujer de su vida, la mujer que siempre lo escuchó y jamás le hizo sentir que sólo era una Corona.

《—Y es qué aunque seas el heredero, tú y Rhaenyra son míos.

La amaba. Tanto como amaba a Rhaenyra, ambas eran el recuerdo de la otra, las dos mujeres que más amaba en el mundo.

Las justas comenzaron, Rhaenyra tenía su mano en su muslo, muchos creían que iban a casarse, y así sería. La sangre tenía que mantenerse entre Targaryen puros y él no tenía problema en casarse con su dulce chiquilla de sonrisa hermosa que lograba moverlo a él y a su padre.

Su tonto padre, pero amado a su vez.

《—Solía sentarlo en sus piernas en las audiencias y decirle. —algún día mi niño, esté será tu lugar y desde aquí verás a tus hijos con Rhaenyra convertirse en formidables caballeros y tu primogénito en rey. ¡Veremos niños por todos lados, la Fortaleza estará inundada de ellos!

HOTD OS PT.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora