—Esposa.
—Esposo. —Aenyra carraspeo. —¿Qué deseas?
—Deseo que vengas a nuestro lecho matrimonial.
—No será posible, Aemond.
—¿Y por qué no, Aenyra? Soy tu esposo y deseo prevalecer nuestra línea.
—No deseo tener nada hoy, espero puedas comprender y respetar mi deseo. —murmuró, sin embargo, sabía que si estuviese en Dragonstone no estaría obligada a acostarse con Aemond, sin embargo, estaba en King's Landing, y hablar con su abuelo no era la solución, no cuando esté también estaba en su lecho matrimonial con Alicent. Suspiró levantando su camisón hasta su cadera, mientras se acostaba en su cama, mirando como Aemond venía a por ella, cerrando sus ojos mientras lo sentía dentro de ella.
—¿No deseabas tener nada hoy? —Aemond cuestionó, una vez que el acto había culminado, besando su cuello y mordisqueando sus senos mientras sus manos estaban unidas al lado de su cabeza.
—No.
—¿Por qué? Soy tu esposo, soy tu deber. —murmuró, sin dejar de mordisquear la suave carne de su esposa.
—No deseo ser tu puta Aemond.
—No eres mi puta.
—Lo soy, solo follamos y todos lo saben. ¿Sí no por qué te dicen qué tomes una segunda esposa?
—Ellos no saben lo que dicen. —murmuró, quedándose quieto encima suyo, su cabello platino caía como cascadas a su lado, mientras el parche no lo cubría, el zafiro brillaba al verla debajo suyo, con el cabello perfectamente peinado cayendo por su almohada, con sus labios hinchados y su cuello rojizo. —ellos creen que debo tener dos.
—¿Cómo Aegon el Conquistador? ¿O por qué no te he dado herederos?
—Ellos no saben nada. —Aemond murmuró nuevamente.
—No puedo darte niños, te soy inútil.
—No lo eres, eres mi compañera.
—De cama hasta que encuentres otra más cálida que te dé tu familia soñada. —dijo y Aemond se quitó de encima suyo. —buenas noches. —murmuró, sin embargo, su camisón le fue arrancado. —¿Qué mierda?
—Quizás debería de hacerles caso y enseñarte tu lugar.
—O buscarte una puta.
—Tal vez debería de hacerte mi puta y criarte hasta que mueras dándome niños. Dormirás desnuda hoy.
—Eres mi esposo, no mi dueño, vete que deseo conciliar el sueño. —murmuró, Aemond salió de sus aposentos, ella suspiró, tomando su camisón roto del suelo tirándolo al fuego.
Deseaba volver a Dragonstone.
Y los Dioses, escucharon su petición.
[***]
—¿Alicent demando qué ustedes aceptarán y proclamarán a Aegon cómo rey?
—Aemond casi obliga a Aenyra a arrodillarse. —Rhaenys dijo, mientras la menor se quitaba su capa.
—Ellos van a atacarnos, tenemos que conseguir aliados, la guerra no es nuestro deseo madre, pero el sobreviviente se sentará en el Trono y con ello, toda su familia.
—No deseo una guerra, Alicent era mi mejor amiga.
—¿Pero tú eras la suya, madre? ¿O sólo fue un plan para acercarse cada vez más al Trono? —y ahí Rhaenyra dudó, tomó su vientre con dolor.
