Recientemente su esposo, su hermano Aemon Targaryen había fallecido en una batalla, dejando a la pequeña Rhaenys sin una figura paterna.
Recientemente su cuñada, su hermana Alyssa Targaryen había fallecido debido a su último parto, dejando a los pequeños Viserys y Daemon sin una figura materna.
—Ya te casaste una vez con tu hermano. ¿Por qué no hacerlo otra vez?
—Aemon y yo fuimos muy unidos desde niños, Baelon me lleva catorce inviernos, no voy a faltarle el respeto a Alyssa ni a Aemon.
—Tus hermanos ya no viven. —Jaehaerys dijo y Alyssanne lo miró con notable dolor. —Baelon y tú pueden casarse.
—No es mi deseo, y el de Baelon tampoco.
—¿Y desde cuándo una mujer puede decidir sobre sí misma? —Jaehaerys se levantó del Trono. —te casarás con Baelon y esa es mi decisión final.
—Hace mucho dejé de ser la niña que te seguía fiel y ciegamente a todas partes, no voy a cumplir tu capricho.
—Soy el rey, y decreto que ustedes se casarán y punto, a menos que quieras irte exiliada del reino, tal y como la puta de Saera se fue.
—Saera no es ninguna puta.
—Se abrió de piernas a todos en la Corte.
—¿Y por qué ellos no se negaron? ¿La puta es Saera pero no todos tus hombres por no respetar su virtud?
—¡Suficiente! ¡Te casarás con Baelon o...
—¿O qué?
—¡Haré que encarcelen a Cannibal y nombraré bastarda a Rhaenys!
—¡Sobre mi cadáver dejaría que toques a mis niños!
—¡Soy tu rey!
—¡No eres más que un imbécil! ¡Tienes el reinado fácil gracias a Maegor!
—¡Jaehaerys! —Alyssanne asustada gritó, yendo por su hija, la cual tenía su mejilla roja, debido al golpe que su progenitor le había proporcionado.
—Obedece a tu rey. —murmuró el hombre, con los dientes apretados.
—No voy a obedecer a una perra. —murmuró, entre dientes, levantando la mirada. —no voy a obedecer a un niñato que jamás fue apto para ser rey. Puedes ser un buen rey, pero como padre, eres una mierda. —la princesa menor, la melliza de Viserra se retiró, su vestido púrpura se movía al compás de sus caderas, junto al oro que siempre andaba en ella.
—¿Qué sucedió?
—Nada. —murmuró, alistando sus ropas.
—¿A dónde vas?
—Lejos, con suerte puedo encontrarme con Saera.
—¿Irte? No, no puedes irte.
—¡Quieren casarnos Baelon!
—Yo...
—Yo amo y siempre amaré a Aemon, tu amas y siempre amarás a Alyssa, es una falta a su memoria que quieran que nos casemos.
—Tal vez sea lo mejor.
—¿Qué?
—Hemos perdido a nuestras parejas, los padres de nuestros hijos, unidos, podríamos intentar que ellos no sientan el mismo vacío.
—No, no podría.
—¿Por qué? Somos de la sangre Valyria, nadie notará diferencia.
—Baelon, te amo y eres mi hermano, pero no puedo estar contigo, amo a Aemon y temo que eso durará hasta el fin de los tiempos.
—Y yo amo a Alyssa, mi dama de...
—Los ojos desparejos y la nariz quebradiza, la extraño.
—Sé que no querría que nuestros pequeños quedasen solos. Casemonos.
—Sí nos casamos, estaría haciéndole caso a papá otra vez.
—Pero hazlo por Rhaenys.
Oh Rhaenys, su dulce niña de cabello lacio y platinado, tan parecida a su padre.
—Todo sea por mi hija.
[***]
Tiempo después, se casaron con la tradicional boda valyria, cortaron sus manos, cortaron sus labios, tallaron su frente, bebieron el vino y finalmente se besaron, Alyssanne y Jaehaerys eran los más orgullosos.
Aunque Viserra se mostraba furiosa con su melliza.
[***]
—¿Por qué no ha quedado encinta?
—Dijiste matrimonio, no herederos.
—¿Para qué querría su matrimonio sino hay herederos qué prevalezcan la sangre valyria?
—Por tu capricho.
—Exijo que tengan herederos.
—Exigiste una cosa y eso...
—Los tendremos. —Baelon cortó a su ahora esposa.
—Mi hijo, algún día por eso serás rey.
[***]
Nueve lunas después, el pedido del rey había sido realizado, una niña, con los ojos verdosos y la nariz quebrada había nacido, la cuál, llamaron Alyssa II.
—Mi hija. —murmuró sudurosa la mujer, quien segundos antes había tenido un largo parto. —mi niña, mi dulce hija, mi Alyssa. —dijo una vez que la niña de cabellos blancos fue puesta sobre su pecho, escuchándola llorar.
Baelon, Viserys, Daemon y Rhaenys entraron a la habitación.
—Oh. ¿Cómo la has nombrado querida?
—Alyssa, Alyssa II.
[***]
Aunque lunas después, un sollozo se hizo presente, había quedado encinta nuevamente, sin embargo, el niño al nacer, falleció después de su primer día del nombre, llamándose Maelor, siendo su cuerpo cremado por Cannibal.
[***]
Lunas después, fueron bendecidos con un varón, un bebé de primavera como lo llamaron las parteras, un bebé que no había costado salir.
Lo llamaron, Aemond.
En honor a Aemon.
—Mi hijo —murmuró, temerosa a que se cayese de sus brazos, tenía el cabello blanco, como todos ellos, lloraba tranquilamente, hasta quedarse dormido, sus mejillas eran rojizas y regordetas, pequeño, pero feroz y hábil. —mi dulce niño, mi pequeño, mi Aemond.
[***]
La familia pasaba un día a las afueras del palacio, todos conviviendo, Alyssa, la cuál era dos inviernos mayor que Aemond caminaba con Viserys y Daemon, mientras Rhaenys prefería estar sentada al lado de su madre y Aemond, caminaba con Baelon.
Sólo los Dioses sabían cuánto amor había entre ellos.
Tiempo después, Baelon había enfermado, se había convertido en rey luego de la muerte de Jaehaerys, con su esposa como su consorte, juntos reinaron por dieciséis años.
Conociendo a sus nietos, de parte de Rhaenys, Laena y Laenor, de parte de Daemon, Rhaena, Baela, Aegon III y Viserys II, de parte de Viserys, Rhaenyra, Aegon II, Helaena, Aemond II y Daeron, de parte de Alyssa y Aemond, unas preciosas mellizas, las cuales llamaron Viserra y Saera.
Había logrado reunirse con Saera, había regresado a Desembarco, antes de la muerte de su hermana.
La reina había fallecido meses antes que el rey, había fallecido debido a una flecha, había sido asesinada por los Hightower, quienes fueron decapitados y obtuvieron la extinción de su Casa, dejando a sus dulces niños sin su madre.
Sus cenizas fueron colocadas al lado de las de sus hermanas, Daenerys, Daella, Alyssa y Viserra.
El pueblo no había amado tanto a sus reyes como amaron al rey Baelon y a la reina Aemerys.