7. Mal presagio.

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Vivía en un piso pequeño en ese momento. Era minúsculo y mi habitación estaba enfrente de la cocina — y ni hablemos de las dimensiones casi inexistentes de mi baño — solamente tenía una cama y una mesa pequeña con una televisión y de la pared salía una barra sutil que utilizaba como mesa de comedor, aunque casi nunca me quedaba a comer.

Por alguna razón, me desperté húmedo, más bien mojado debido al sudor. Había llegado ya la noche, pero no recordaba lo que había hecho en todo el día. Me incorporé lentamente sobre mi cama, todavía tratando de volver en todos mis sentidos, cuando de repente escuché un sonido que provenía desde el otro extremo de la habitación. Cuando miré hacia la cocina, me di cuenta de que estaba demasiado oscuro y era extraño porque la luz de la luna, que entraba por la ventana, siempre era suficiente para iluminar el pequeño piso, sin embargo, aquella oscuridad parecía de otra dimensión; de otro mundo.

Alguien sollozaba.

Me asusté. Tuve una horrible sensación y mi cuerpo se congeló. Cualquiera que escuchara a otra persona llorar en su casa, en medio de la oscuridad, y más aún cuando vivía solo, tendría las alertas activadas y sabría que eso significaba peligro.

Entonces, el sollozo se convirtió en un amargo llanto y pregunté una tontería, ya que me resultaba imposible controlar mis propias acciones.

¿Quién está ahí?

El llanto cesó de repente y no escuché absolutamente nada durante varios segundos. Después llegó lo inevitable; una figura que se asomaba hacia la luz. Debió haberle tomado mucho tiempo en llegar a mí, pero se detuvo antes de que pudiera dejarse ver.

Me quedé esperando por algo que desconocía. Me acomodé sobre el colchón de mi cama sin parpadear, completa y enteramente entregado a la espera, pero nada ocurrió de nuevo; nada que pudiera haber predicho con anterioridad. Entonces, algo salió volando desde la oscuridad hacia mí y aterrizó sobre la cama. Parecía esférica y tenía melena. No supe averiguar de qué se trataba hasta que la gravedad le hizo rodar hasta tocar mi rodilla y descubrí que se trataba de una cabeza.

Pero no era la cabeza de cualquiera, era la de Chaeyoung.

El impacto, la sorpresa y la adrenalina que sentí me hizo gritar y también despertar. Me incorporé violentamente sobre la cama, pero el grito que creí que había abandonado mi garganta en aquella pesadilla, no sonó en la vida real.

Sudaba, estaba empapado completamente, pero no me importaba; la sensación que había sentido en aquella pesadilla todavía seguía en mi cuerpo. Temblaba y respiraba con dificultad; no comprendía lo que sucedía y por alguna razón, todo lo que tenía a mi alrededor me resultaba extraño; como si estuviera fuera de lugar.

La televisión no tenía polvo encima, la ropa que había dejado a los pies de la mesa pequeña no estaba y alguien había cambiado las sábanas de mi cama.

Al volver en mis sentidos completamente, oí que algo chillaba y lo acompañaba el exquisito aroma de una comida recién preparada. Miré lentamente hacia la cocina y allí estabas tú.

Me levanté violentamente, pero había sido una pésima idea. La cabeza me dio vueltas y me sentí como flotando. Me costó recuperar el equilibrio y la conciencia.

Quise avanzar hacia ti y saber si aquello no era otro sueño, porque no era la primera vez que soñaba contigo; pero tú te adelantaste a mí y te volteaste con el cuchillo machanchado de rojo en la mano. Me detuve abruptamente y observé el puñal, tenía un brillo feroz que me brindó inquietud.

— ¡Oh, has despertado! — dijiste con una sonrisa mientras te llevabas un pedazo de zanahoria a la boca — ¿Qué tal has dormido?

Te vi de pies a cabeza, llevabas un delantal y hasta tenías tus propias sandalias de andar por casa y ropa cómoda. No entendía una mierda.

AC (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora