14. ¿Qué escondes?

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Haru me confesó el pensamiento que tuvo antes de que yo tomara su lugar por primera vez.

«No importa cuanto haga... No importa cuánto deje de sentir. Únicamente, siento que no siento. Siento tantas cosas que no puedo identificar, por eso me he convertido en alguien que no puede ni debería sentir. Sin embargo... ¿Por qué no temo tocar el fuego, a pesar de que sé que va a doler, pero sí temo que él sufra nuestro infierno? No sé nada al respecto del mundo que me rodea, ni de por qué mi vida tiene que ser tan difícil... Solo sé quiero protegerle, pero soy débil; no puedo seguir con esto porque esta no puede ser mi vida, ¡no puede ser la vida de ningún ser humano! No quiero esta vida, pero quiero que alguien valiente proteja a mi hermano de nuestro padre...»

Esa noche soñé con Haru. Me había quedado dormido después de obligarme a mí mismo a mantenerme despierto por temor de lo que tú, caníbal, hijo de perra, que dormías en la habitación paralela, pudieras hacerme. ¿Quién sabe? Encadenado a la cama y completamente inmovilizado en la oscuridad, mi mente me jugaba varias bromas de mal gusto; mi broma menos favorita había sido esta "¿Y si te duermes y al día siguiente despiertas sin riñones?" Preferiría cruzar la frontera hacia Corea del Norte por voluntad propia, antes de ver cómo te hacías un guisado con partes de mi cuerpo enfrente de mí.

Podría parecer fantasioso, pero nuestra mente se traducía a una gran casa abandonada, como una mansión victoriana que se caía a pedazos y que tenía muchísimas habitaciones. ¿Has oído hablar sobre la mansión Winchester, Jimin? Pues mi nuestra mente era igual que aquella casa encantada e infinita. Cada habitación era un recuerdo. Todos teníamos nuestras propias llaves. Era yo, el que no tenía nombre, el que podía acceder a la mayoría de las habitaciones porque solía compartir el frente con Yoongi o con Haru, a veces, cuando temía que Happy pudiera hacer algo extraño, estaba yo para supervisar que no cortara el cuerpo o tratase de asfixiarse. Aunque, desde que aquel decidió permanecer dormido, no ha tenido la necesidad de castigar al cuerpo; sobre todo porque Yoongi había tomado el lugar de anfitrión y él adoraba a Yoongi.

Aquella vez, mientras dormía, pude recorrer la casa y subir unos cuantos escalones e ir a diferentes plantas y habitaciones. A veces, parecía que la casa cambiaba y los pasillos y las escaleras se movían por voluntad propia, por eso era muy fácil perderse y también era la razón del porqué Yoongi estaba tan confundido a veces.

La metáfora del coche era acertada. Yoongi se sentía en el maletero cuando disociaba y ni siquiera podía compartir el frente. Sin embargo, realmente era como si estuviéramos sentados en círculo en una gran sala oscura de la casa, en la cual habían siete sillas, una en medio y seis a su alrededor. Cualquiera podía dar un paso al frente y sentarse en la silla del centro para estar lúcido en el mundo real. Hubo un tiempo en el que, cuando Yoongi no existía, que aquella silla estuvo vacía durante mucho tiempo porque nadie quería enfrentarse a la crueldad que suponía la convivencia con nuestro padre. Entonces, Yoongi apareció y se sentó en ella y desde entonces, ha sido su sitio.

Desde que me dijiste que habían veintitantas identidades, cuando pasé hacia aquella sala, vi las veintitantas sillas que rodeaban la silla principal en la que yo estaba sentado. Nunca antes las había visto, pero tampoco había nadie sentada en aquellas sillas, ni siquiera estaban los que yo conocía. Me levanté y salí de la sala, continué caminando y buscando a alguien, pero no encontré a nadie. Al entrar en mi propia habitación llena de horribles recuerdos que aprendí a ignorar para no perder la cabeza, me asomé por la ventana y vi a Haru sentado en la entrada. Llevaba esa chaqueta lanuda que tanto le gustaba.

El abrigo era pomposo como un peluche de felpa. Era de color beige con rayas marrones horizontales. Solía pertenecer a nuestro hermano, pero Haru dijo que se la había regalado para que no se sintiera solo.

AC (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora