(FANFIC DE TERROR)
Un carnicero, con trastorno de identidad disociativo, se obsesiona con un profesor de secundaria con presuntas tendencias caníbales.
▪︎Historia originalmente publicada en marzo de 2019. NO apoyen el PDF de la antigua versión de es...
#sigmanota8: este capítulo está narrado en tres líneas de tiempo diferentes (el presente-futuro, cuyos verbos están en presente (fácil de identificar), el pasado-presente, que es la línea de tiempo principal de esta historia y el pasado, que son los recuerdos del narrador dentro de la línea de tiempo principal y están mezclados). Por favor, presten muchísima atención para evitar confusiones).
⚠️: advertencia sobre lenguaje soez; comentarios misóginos y homófobos en este capítulo, "humor negro" (y presencia excesiva de palabras malsonantes).
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Voy a darte una pista sobre quién soy, Jimin. Quédate con ella, no le des vueltas, aún, guárdala para el futuro, pues entonces te servirá. Acuérdate de mis palabras: no soy, sino somos. Somos aquello que has creado; aquellos que ya saben la existencia de unos y de otros. No hay identidad que esté excluida, estamos conscientes todos a la vez. Todos estamos contándote esta historia que, aunque tú también la has vivido, ya no eres capaz de recordarla.
No siempre hemos sido conscientes de nuestra condición, después de que llegáramos a la adultez y nos hubiéramos visto en la obligación de sobrevivir ante la soledad, fue que descubrimos lo que era el trastorno de identidad disociativo. Poco a poco, fuimos investigando y nos conocimos cinco de nosotros; Yoongi, Sin Nombre, Nana, Haru y Happy. A diferencia de Yoongi, los demás conocían a alguien más que llevaba tiempo dentro de un sueño imperturbable.
Creíamos que éramos los únicos, pero este cuerpo y esta mente ha sobrevivido al Infierno, ¿quién sobrevive al Infierno con tan pocas cicatrices? Y tú, como el cabrón que eres, lo sabías. En ese momento, no sabíamos muy bien qué querías de nosotros, pero ahora todo está más claro. Ahora que nos conoces a todos; a cada hombre, mujer, infante, extremidad independiente y mente perturbada, podemos decirte...
«¡Hijo de la gran puta! ¡Me cago en todos tus jodidos muertos, cabrón de mierda! ¡Maldito bastardo, embustero, psicópata de los cojones! ¡Comemierda insensato! ¡Gilipollas! ¡Capullo imbécil! ¡Asqueroso animal! ¡Puto enfermo! ¡Joder! ¡Mierda, mierda, mierda y más mierda! ¡Mal parido, hijo de perra! ¡Como te agarre vas a desear haber sido abortado, maricón de mierda! ¡Te voy a cagar tanto a hostias que vas a preferir haber nacido puto durante la dictadura, porque los azotes por ser un maldito gay que te darían, se quedarían más pequeños que tu ridículo micropene comparados con la follada por el culo que te voy a dar cuando me libere! ¡¿Qué puto maldito coño de mierda te ha dado a luz?! ¡Bestia puta, malnacido, asesino de mierda, sociópata! ¡La maldita puta zorra que te parió me la va a chupar doblada, por inútil! ¡Espécimen vomitivo, inadaptado social, jodido nazi mierdero! ¡Cómo me gustaría arrancarte el cuello de cuajo o abrirte el pecho, a ver si tienes corazón o para utilizar tu perra alma vacía como letrina en la cual cagarme! ¡Que te jodan, que te jodan! ¡Dios! ¡Maldita sea, insolente de mierda! ¡Deja de sonreír, que me das asco, me enfermas, pedazo de trozo de basura! ¡Voy a joderte vivo!»
— ¿Te encuentras mejor? — fue lo primero que me dijiste cuando abrí los ojos. Estabas a mi lado, sonriendo como un maldito niño travieso, quizás creyendo que no podía levantar la verga y darte una bofetada de tan larga, grande y gruesa que la tenía... Oh, joder, qué histérico me encontraba...
