26. Érase una vez, un príncipe infeliz (parte uno).

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#sigmanota10: es "común" que las identidades de las personas con TID tengan una percepción de la realidad diferente; es decir, tienen una propia historia para lidiar con la realidad. Tienen un propio nombre, se imaginan cierto aspecto físico y una vida diferente de la que verdaderamente tienen.

PARTE III:CANNIBAL CORPSE

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PARTE III:
CANNIBAL CORPSE.

Acto I:
Primer telón.

«Yace en mí un sentimiento de pertenencia al olvido...»

Ese susurro se dejó oír en la oscuridad más plena de lo más profundo de mi alma. Fue como una pequeña llama que nace y quema todo a su alrededor violentamente, matándolo todo. Después, lo único que pude ver, fue confusión y un lugar desconocido que me hacía sentir desorbitado. Las lágrimas inundaban mis ojos cuando desperté y una terrible calma me devolvió a la realidad.

Cuando me incorporé, no reconocí la habitación donde me encontraba; ni los muebles, ni el tono de pintura de las paredes, ni mucho menos el paisaje que se veía a través de la ventana. No era la casa de mi infancia, y eso, en vez de provocarme paz, me produjo inseguridad.

Mi cuerpo tampoco era el mismo. Sabía que era sutil, pero el cambio estaba ahí; demasiado perceptible para mí. Sentía que tenía el cabello más largo y que era un poco más alto que la última vez que estuve despierto, pero lo que más me había llamado la atención, era el dolor que sentí en la pierna cuando quise moverla.

Finalmente resucitas, Min Yoongi — escuché tu voz detrás de mí, pero en ese momento no te conocía y el pavor controló mi cuerpo.

Cuando te vi por primera vez, no solo observé detenidamente tus ojos, tus labios, tu nariz, tu cuerpo o el aura que te rodeaba, sino que miré la expresión de tu rostro. Por eso (aunque puede que fuera porque era el único sentimiento que conocía) me di cuenta de que estabas preocupado, ¿pero alguien no se preocupa genuinamente por otra persona cuando la estima? Y si me estimas, me conoces, pensé.

No estaba equivocado. Sabías ese nombre, pero yo no era él. Mi corazón sufrió tras oír cómo habías lo pronunciado y, por alguna razón, aguardé verlo entrar en la habitación.

— ¿Quién eres tú? — te pregunté. Mi voz sonó desconcertante, como si hubiera gritado mucho y ya no me quedase sonido alguno que manifestar. Me llevé la mano a la garganta tras sentir dolor, entonces, te aproximaste a mí y me tomaste la temperatura.

— Vuelves a dejar de ser tú mismo — me hablabaste, pero era evidente que no estabas charlando conmigo —. Debe haber sido duro para ti, Min Yoongi, lo siento mucho — dijiste al aire; puede que para ti mismo, o creyendo que el viento se llevaría tus palabras a él.

— Disculpa, ¿me conoces? — te pregunté, pero con una sonrisa amable, negaste con la cabeza.

— Creo que no.

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