20. Eres horrible, Min Yoongi.

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No recuerdo cuándo había sido, pero sé que fue antes de que la viera por última vez en aquel evento escolar.

Ahora, mis recuerdos son confusos respecto a ella; pero no sé si se debe a la pérdida de sangre o porque ha pasado tanto tiempo desde la última vez que pensé en ella, que su recuerdo se ha vuelto vago en mi memoria.

¿Sabes, Jimin? Recuerdo que la quería mucho. La veía como mi hermana pequeña; puede que me imaginara un futuro a su lado como su hermano mayor, aunque supiera perfectamente que aquel crimen que esperaba cometer por ella no iba a salir bien y me vería obligado a pasar el resto de mi vida en la cárcel a cambio de su libertad.

Chaeyoung fue un rayo de luz que me había dado otra forma de esperanza diferente a la tuya, pues me recordaba al pasado; a todo lo que quería solucionar, mientras que tú eras mi futuro, o al menos eso quería que fueras. Por eso maté por ti, porque quería que fueras mi futuro; quería verte brillar con claridad, pero en ti únicamente había oscuridad.

La nieve es blanca; es pureza radiante y fría como la muerte. ¿No crees que resulta poético que ambos hayamos terminado aquí? Yo desangrándome sobre ella y tú... Bueno, hace tiempo que te has adaptado a su temperatura.

No recuerdo cómo pasó. Solamente sé que no pueden atraparnos; si logramos huir un poco más lejos, si al menos logramos llegar al acantilado y yo puedo morir encima de tu cuerpo, nuestras almas estarán eternamente juntas, porque, ¿recuerdas, Jimin? ¿Cuando te prometí que te amaría por siempre? Siempre cumplo mis promesas.

Mi amor por ti es demasiado grande. Es inmenso e indestructible. Siempre estuve dispuesto a hacer cualquier cosa por ti; a matar a cualquiera por ti.

Nuestro amor era inquebrantable, pero ahora estás muerto y ya no puedo besarte. Aunque añoro más sentir la bestialidad de tus labios sobre los míos después de cada discusión... Sé cuánto te preocupabas por mí. Todo cuanto hiciste, fue por mí; por nosotros... Por eso, mi amor, cuando muera, iré detrás de ti.

Te dije que te seguiría hasta el Infierno. Después de todo, aunque te ame a morir, mi hambre de venganza es poderoso. Hijo de perra... Voy a marcar tu cuerpo con acero infernal ardiente. De ese modo, tu alma recordará por siempre que eres mío...

... Y nos volveremos a encontrar — le dije al cadáver de Kim Jungwoo. Quería que su fantasma, si rondaba a mi alrededor maldiciéndome, supiera que íbamos a acabar en el mismo infierno y entonces, le mataría yo.

Resulta curioso que le hubiera dicho las mismas palabras a él, que a ti. Sin embargo, las emociones que sentía cuando las dije, fueron totalmente diferentes.

Esperé pacientemente tu regreso. Debo decir que se me da bien esperar; esperé cada paso que diste hacia mí; fui paciente con el ardor de tu veneno y ahora espero sin ninguna prisa la muerte... Por eso, mientras aguardaba, había trazado un plan en mi mente para huir, aunque, siendo sincero, tenía toda la pinta de resultar en un fracaso. No obstante, tenía que intentarlo. Pensaba que si tuviera que matarte, debería hacerlo; sin vacilar... Pero tenía mis dudas de si era capaz, después de todo, tu traición me dolía y algo muy dentro de mí se negaba a creer que el chico del que me enamoré y el que me tenía cautivo en su sótano, fueran la misma persona.

Quería creer que un monstruo te había robado la cara. Mi hermano solía contarme historias de miedo cuando lloraba prometiéndome que alguno de esos monstruos, algún día vendría a matar a nuestros padres, y uno de esos monstruos era de la mitología china y que había leído en un libro que encontró en la biblioteca; se trataba de un monstruo verde y con dientes como puñales que le robaba la cara a las personas que se comía y que luego cautivaba a otros humanos para cometer lo mismo. Aunque la idea de que un horrible monstruo te hubiera matado para robarte la identidad era horripilante, quería creer en esa mentira antes que en la verdad.

AC (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora