Elías
Al salir del hospital, todos nos subimos al auto de Nolan. Con él al volante y mamá de copiloto, Matías, Tessa, Emma y yo tenemos que acomodarnos en la parte trasera del coche. Pero a pesar de la cercanía, nadie dice ni una sola palabra.
Tessa parece tratar de ocultar sus ojos hinchados detrás de unas gafas de sol, Matías está en su teléfono, contestando los mensajes de su nueva amiga, y Emma trata de hablar conmigo, pero las únicas palabras que puedo pronunciar son respuestas cortas como sí o no. Ella parece decepcionada, y deja de insistir después de un rato.
Llegamos a mi hogar poco tiempo después. Es la misma linda casa con paredes de color naranja oscuro y detalles en negro en la que he vivido toda mi vida. La puerta y las protecciones de las ventanas están pintadas de un blanco brillante y resalta al frente el vacío y seco jardín que no ha vuelto a florecer desde que papá se fue.
—Gracias por traernos —dice mamá cuando terminamos de bajar nuestras cosas de la cajuela,
—No hay problema, señora —contesta Nolan—. Nos vemos después, voy a llevar a estos dos a sus casas —indica, señalando a Matías y a Emma, quienes siguen en los asientos traseros del auto.
—Nos vemos después, Elías —dice Emma, haciendo un leve gesto con la mano como despedida.
Quiero acercarme a ella, hablarle e incluso tocar sus labios con los míos, pero una fuerza invisible me retiene, obligándome a quedarme parado en mi lugar.
Tessa se acerca una vez más al auto, y gracias a que no estoy lo suficientemente lejos, puedo escuchar una parte de la conversación que tiene con Emma.
—Aquí entre nosotras —dice mi hermana—, esta es la primera vez que Elías sale con alguien, así que no te preocupes, me encargaré de enseñarle cómo tratar a una chica.
Puedo ver de reojo como Emma sonríe levemente. De un momento a otro ellas empezaron a llevarse bien y a verse más como amigas, que como simples compañeras de clase. Me alegra. Si no logro sobrevivir, apuesto a que siempre estarán la una para la otra.
Después de que Tessa se despide de los demás, Nolan empieza a conducir, alejándose cada vez más de mí. Me quedo ahí un momento, viendo como el auto desaparece de mi vista. La culpa no tarda en apoderarse de mi conciencia. No quiero lastimar a Emma y por eso, aunque me duela, sé que lo mejor para ella es que me aleje. Ella es una gran chica y merece ser feliz, sin la preocupación de cargar en su espalda a alguien con un límite de vida, como yo.
Quiero protegerla y siento que la mejor manera de hacerlo es no haciéndole cargar con mi sufrimiento. Tengo que hacerlo, tengo que alejarme, pero eso no será hoy. Tengo que organizar mis pensamientos y encontrar la mejor manera de decirlo.
Pase lo que pase, tengo que ponerla a salvo de mí.
Me abruma un huracán de pensamientos y sin querer darle más vueltas a la situación, entro a mi casa, me encierro en mi habitación y me lanzo a la cama, dejando a un lado la mochila que llevo conmigo.
Como siempre la tengo mal cerrada, es de esperarse que algunas cosas salgan de ella y queden esparcidas por la cama, justo como mi libreta.
La tomo y la hojeo con cuidado. No puedo evitar sonreír cada vez que paso por los restos de hojas mal cortadas que han quedado adheridas a la libreta, recordando que eran las hojas que arrancaba para escribir las notas para Emma. Pero mi rostro se vuelve sombrío cuando llego a la parte de Lista de cosas por hacer antes de morir.
«Debería de empezar a completar más cosas. No me queda mucho tiempo». Al final me rindo, y cierro la libreta, dejándola a un lado para acomodarme en la cama y dormir una buena siesta.
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Notas Para Elías #PGP2024
RomanceSi supieras que te queda poco tiempo de vida... ¿Qué es lo que harías? ¿Te aferrarías a la única pizca de esperanza que te queda? ¿Empezarías una lista de cosas por hacer antes de morir y dejarías notas de despedida? ¿Tratarías desesperadamente de d...