9. ¿Quién es la chica de las notas?

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Elías

Durante los siguientes días, el intercambio de notas entre mi amiga secreta y yo se vuelve una costumbre bastante agradable. Me gusta hablar con ella, aún si no puedo ver su rostro ni escuchar su voz, aunque es algo que realmente anhelo hacer.

—¿Es seguro que te sigas comunicando con esa chica? —pregunta Tessa, dudosa. Está sentada en el sofá, con Nolan a un lado de ella—. Ni siquiera sabes quien es.

—Es cierto —afirma él—. No puedes confiar en desconocidos, además, ¿qué tal si ni siquiera es una chica?

—¿Qué tal si sí lo es? —plantea Matías. Tessa y Nolan aún no saben que en realidad es él el que ha pasado días tratando de concretar citas con chicas que no conoce. Si lo supieran, harían todo un escándalo y sería el tema de conversación favorito del mes entero—. ¿Y si ella también está internada en este hospital? Eso explicaría muchas cosas —dice. Sospecho que está tratando de ayudarme para que no lo delate.

Estando recostado en la cama, ignoro por completo las teorías que están haciendo mis amigos sobre la identidad de mi amiga secreta, y en su lugar, decido concentrarme en la nota que sostengo entre mis manos.

Para Elías:

He aquí un pequeño secreto para un huraño que no sale de su habitación: que estés atrapado en un solo lugar, no significa que no puedas apreciar la belleza que hay a tu alrededor.

Si te aventuras por los pasillos del hospital, encontrarás un pequeño jardín al final del primer piso. Generalmente está solo y por la tarde, justo antes del atardecer, se puede sentir una tranquilidad reconfortante. Justo en el centro hay un gran árbol, si te acuestas en el césped junto a él podrás obtener la mejor vista de aquellos hermosos tonos naranjas atravesando las verdes hojas del árbol, un momento digno de guardar en tu memoria.

Espero que escuches mi consejo, y como siempre, te deseo una buena salud.

Con recuerdo, tu amiga secreta.

Termino de leer la nota y vuelvo a centrarme en mis amigos y en sus alocadas teorías. Parecen la guardia real del príncipe azul buscando a Cenicienta, sólo que está vez, en lugar de una zapatilla que les ayude a seguir su rastro, hay notas.

Veo la hora en mi celular. Ya no hay más mensajes de Emma, y no estoy seguro de cómo sentirme al respecto. Pero al ver que se acerca el atardecer, salgo de mi cama, y poniéndome las pantuflas, cortesía del hospital, me dirijo a la salida de la habitación con mi cuaderno y pluma en mis manos.

—¿A dónde vas? ¿Necesitas algo? —pregunta Tessa.

—No es nada, regreso en unos minutos.

Salgo de la habitación y avanzo hacia el jardín que la chica ha mencionado. Tessa no me sigue. Le sigue incomodando que salga solo por ahí, pero no puede decir nada mientras estoy en un hospital, rodeado por médicos de todo tipo. Si necesito ayuda, seguramente alguien estará ahí para asistirme.

Cuando llego, encuentro justo lo que se describe en la nota: un pequeño jardín con algunos árboles y arbustos plantados alrededor, y resaltando entre todos ellos, un gran árbol de corteza gruesa.

Me acerco y lo toco suavemente, sé de qué especie se trata. Esta planta es mejor conocida como árbol de júpiter, caracterizado por su copa plana y sus flores rosadas. La jardinería era algo que apasionaba a mi papá, por lo que aprendí mucho de él cuando era chico. Ambos solíamos ir al parque a enlistar la mayor cantidad de árboles que nos encontrábamos, también solíamos cuidar del jardín de la casa y cultivar diversas plantas por todo el lugar.

Cuando mi papá estaba con vida el jardín floreció espléndidamente, pero en cuanto él murió, las plantas que había cultivado con tanto cariño empezaron a marchitarse, como si ellas también notaran su ausencia.

Recordando esos momentos, me recuesto en el césped junto al árbol y observo el atardecer. Los rayos del sol pasan a través de las hojas, y los colores contrastan todos entre sí. Ella tiene razón, es hermoso, increíblemente hermoso, y la tranquilidad que siento me hace esbozar la sonrisa más grande que he hecho en mucho tiempo.

Tomando mi libreta, escribo:

Para mi amiga secreta

Ciertamente es una imagen que guardaré para siempre en mi memoria. Es una lástima que yo no tenga ningún dato interesante que compartir contigo, pero te prometo que en cuanto encuentre algo digno de admirar, serás la primera persona en saberlo.

Con recuerdo, Elías.

Adorno la hoja con pequeños dibujos y después la guardo dentro de mi libreta para entregarla después. Estoy a punto de volver a mi habitación, cuando la imagen de ella llega a mi mente. Cierro los ojos y es como si pudiera escuchar su risa. De pronto, las notas ya no me parecen suficientes. Quiero revelar la verdad, verla a los ojos y agradecerle por darme ánimos cuando todo parecía vacío.

Con una sonrisa en el rostro, abro la libreta otra vez, arranco una de las hojas y empiezo a escribir una nueva nota para ella.

Con una sonrisa en el rostro, abro la libreta otra vez, arranco una de las hojas y empiezo a escribir una nueva nota para ella

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Notas Para Elías #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora