Johanson
—Camila, por favor, mi paciente necesita ingresar a este ensayo clínico —suplico con impotencia—. Su estado de salud está empeorando rápidamente, él de verdad necesita esto.
—Al igual que todas las personas que sí lograron entrar —responde, sin tratar de ocultar la molestia en su voz, y no la estaría molestando, de no ser porque ella es la doctora a cargo del ensayo clínico que Elías requiere—. Todos ellos están enfermos y también necesitan esta oportunidad.
El ensayo clínico de Camila pretende desarrollar un nuevo medicamento para pacientes con padecimientos cardíacos. El ensayo ya ha pasado la fase de investigación y ahora se van a realizar pruebas en personas con dicha enfermedad, para probar su eficacia. La primera etapa obtuvo muy buenos resultados en las pruebas preliminares, y está resultando una gran esperanza para los pacientes cuya enfermedad ha avanzado a un grado considerable.
—¿Por qué ese chico no entró? —pregunto con frustración—. Ayúdame a entenderlo —pido, sacando el expediente médico de mi paciente y poniéndolo frente a ella—. Elías Villalba, 23 años, tipo de sangre O+, padecimiento cardíaco con pronóstico reservado, cuenta con apoyo emocional estable: su madre, hermana y amigos. El chico cumple con todos los requerimientos de tu ensayo, entonces, ¿por qué no entró?
He sido el doctor de ese chico desde que le diagnosticaron la enfermedad, y mucho antes de eso, también fui el doctor de Elliot, su padre, al que finalmente perdí por un ataque cardíaco después de años de tratamientos y hospitalizaciones. Ver a su hijo pasar por la misma situación es demasiado difícil. Elías es un joven que tiene toda una vida por delante, y yo voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para salvarlo.
—Te involucras demasiado con tus pacientes —contesta Camila, evitando mi pregunta—. No deberías hacerlo, nada bueno sale de eso.
—Yo trato a mis pacientes como me gustaría que me tratarán a mí o a mi familia —digo—. Es una vida y mi trabajo es hacer todo lo que pueda para salvarla. Además, tu eres la que no se involucra lo suficiente con ellos. No has visto en persona a ninguno de los candidatos, solo ves esto —reclamo, señalando las hojas en mis manos—. Tu lees los expedientes y crees que ya sabes todo sobre ellos, pero no es así.
—Tengo que ser imparcial.
—Lo entiendo, pero una cosa es ser imparcial y otra es ser indiferente. Tu no eras así, desde que pasó lo de Ian, tu...
—Ni siquiera te atrevas a mencionar su nombre —me interrumpe—. Tu no sentiste el dolor que yo experimenté ese día. No puedes venir a mi consultorio y opinar sobre la manera en la que actúo, de cómo trato a mis pacientes y mucho menos, de cómo tomo las decisiones médicas de mi ensayo.
Espero en silencio un momento, esperando que la respiración de Camila se tranquilice lo suficiente como para poder hablar sin correr el riesgo de que termine arrojándome algo a la cara.
—Sé que estás enojada conmigo —reconozco—. Tienes derecho a estarlo, después de todo, soy el incompetente doctor que no pudo salvar la vida de tu esposo. Pero el chico es un asunto diferente. Nuestra mala relación no tiene porque afectar su vida.
—¡¿Enserio crees que estoy tan resentida contigo como para desquitarme con tu paciente?! —reclama—. Es cierto, te odio. Y hay veces en las que ni siquiera puedo mirarte a la cara sin querer que sufras el mismo dolor por el que yo pasé. Pero por ningún momento pienses que lo que pasó entre nosotros afecta las decisiones médicas que tomo.
Hay una pregunta suspendida en el aire, y Camila sabe que no me iré sin una respuesta. Ella se recuesta en su silla, dándole una mirada furtiva a la foto en su escritorio, en donde su esposo y ella posan felizmente.
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Notas Para Elías #PGP2024
RomanceSi supieras que te queda poco tiempo de vida... ¿Qué es lo que harías? ¿Te aferrarías a la única pizca de esperanza que te queda? ¿Empezarías una lista de cosas por hacer antes de morir y dejarías notas de despedida? ¿Tratarías desesperadamente de d...