Elías
Las notas de la melodía se detienen, indicando el fin de la canción, y una punzada se expande en mi pecho cuando siento miedo de que nuestro amor acabe junto con la música.
Emma volvió nuestra historia una canción de amor, cambiando las palabras por notas, las frases por acordes, los sentimientos por melodías. Y no solo ella, todos pusimos de nuestra parte. Todos formamos nuestra propia historia y la contamos a nuestra manera, con las cosas buenas y las malas, con la alegría y la tristeza, con el amor y la pérdida.
—Es una linda historia —dice la psicóloga, y puedo ver la emoción en su rostro—. Puede que no haya tenido un final feliz, pero lograron aprender el uno del otro, ¿no? Lograron la perfección.
Esa es la pregunta que me ha estado persiguiendo desde que conocí a Emma. Me preguntaba si lograríamos aprender del otro antes de que mi corazón se detuviera, porque era casi un hecho que eso sucedería. Y de hecho fue justo lo que pasó. Cuando mi corazón dejó de latir me pregunté si habíamos logrado la perfección musical que tanto nos esforzamos en alcanzar, y cuando me di cuenta de la respuesta, no me sorprendí aún cuando era todo lo contrario a lo que creía, porque una parte de mí ya sabía la verdad.
—No —digo, y un semblante desconcertado se posa en el rostro de la psicóloga—. Es cierto, aprendimos el uno del otro, pero no acerca de la perfección. Aprendimos del amor, de la amistad, a cómo levantarse después de cada caída, y a no rendirse aún cuando todo parezca oscuro. Las cosas no son bellas porque sean perfectas. No escuchas una canción solo por sus acordes o por lo que transmite al escucharla. Es un equilibrio entre técnica y sentimiento.
Y de pronto, mis emociones surgen como las notas cálidas de un piano, o el sonido estruendoso de una batería.
—Una persona que no sea profesional en la música no va a ponerse a analizar la afinación o los tiempos de una canción —explico—. Así como no todas las personas se sienten identificadas con una melodía por más que el músico ponga sus sentimientos en ella. Todo es relativo y depende de cada persona. La técnica y el sentimiento son el complemento del otro y no siempre tienen que estar en partes iguales.
Recuerdo a Emma y pienso en lo que ella diría si los papeles hubieran cambiado. Si yo hubiera muerto y ella sobrevivido. Si ella estuviera aquí en terapia y yo a metros bajo tierra. Y mi pecho duele de solo pensar en que pudiera haber otro universo en donde ella pudiera vivir para sacudir corazones con su música.
—A alguien le puede fascinar una canción y otro más la puede detestar. Eso no significa que sea mala, no significa que le falta algo. Si él músico puso su alma y corazón en su melodía, si está satisfecho con eso, entonces es suficiente.
Y ahí es cuando lo comprendo todo. Las palabras de la maestra Abigail buscando la perfección se quedaron tan atrapadas en mi mente que las sentí reales. Más reales que cualquier otra cosa, un hecho al que debería aferrarme. Pero Emma me enseñó que no siempre es así. Que no porque alguien diga que algo es correcto significa que tiene razón. Que siempre hay que cuestionar lo que nos rodea y confiar en que los latidos de nuestros corazones nos llevarán en la dirección correcta.
Ella me salvó, y no solo de la muerte. Porque hay varias formas en las que puedes salvar a alguien, y Emma lo hizo de todas las formas posibles.
—Nunca hubo nada malo con Emma o conmigo. No importa que los demás dijeran que nos faltaba algo. Estando juntos fue cuando nos dimos cuenta que estamos completos, y no fue hasta que nos sentimos bien con nosotros mismos que nuestra música empezó a fluir. Puedes hacer una canción llena de técnica o una llena de sentimiento, o tal vez con un poco de ambas, incluso sin ninguna de ellas. No hay una fórmula. Tardé mucho tiempo en entender que si yo siento que es buena, con eso es suficiente, porque yo puedo hacer que sea suficiente. Es mi canción, mi música, y es exactamente como quiero que sea.
Nuestras canciones, nuestra música, nuestra historia, no es buena porque sea perfecta, y eso es porque son las pequeñas cosas que la hacen imperfecta la que las vuelve más humanas, más reales.
—Esto nunca se trato de como se escucha nuestra música a oídos de otros —digo—, sino de cómo se escucha nuestra música en nuestros propios oídos. Si pasas tu vida buscando la perfección, entonces te perderás de la verdadera belleza de las cosas. Es tu vida y nadie te tiene que decir como vivirla. No necesitaba la aprobación de los demás, necesitaba mi propia aprobación. Lo demás son solo opiniones y siempre las va a haber porque no puedes gustarle a todos.
Siento una sensación cálida en el pecho y eso basta para darme cuenta que Emma está de acuerdo conmigo.
—Nuestro amor no fue perfecto, pero fue hermoso, y eso es suficiente. Solo teníamos que encontrarnos el uno al otro.
Cierro los ojos y vuelvo a sentir la melodía de Notas para Elías llenando la sala. Y con ella, los recuerdos de Emma que siempre mantendré dentro de nuestro corazón.
—Emma era la técnica. Yo era el sentimiento. Y juntos hicimos que nuestra historia fuera una gran canción de amor que perdurará para siempre dentro de nosotros.
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Notas Para Elías #PGP2024
RomanceSi supieras que te queda poco tiempo de vida... ¿Qué es lo que harías? ¿Te aferrarías a la única pizca de esperanza que te queda? ¿Empezarías una lista de cosas por hacer antes de morir y dejarías notas de despedida? ¿Tratarías desesperadamente de d...