1つ. EL DESTINO.

299 60 51
                                    

PRIMERA PARTE.

ÉPOCA MEDIEVAL.

AÑO 1313. ISLA DEL SOL NACIENTE (JAPÓN).

En la remota aldea de Honshu, en las profundidades de Japón, el año 1313 estaba marcando su presencia de manera lenta pero implacable. En medio de la rural aldea, una choza de madera y paja se erguía como un testigo silencioso de lo que el destino había preparado para una joven Goryeana llamada Lee Woo. Su rostro reflejaba una mezcla de dolor y determinación mientras se aferraba a la delgada tela que la cubría, su cuerpo se convulsionaba en oleadas de agonía. Aquel día, Buda parecía desafiarla con una laboriosa tarea: dar a luz a un ser que encarnaba tanto su amor como su vergüenza.

A su lado, apenas iluminando el rincón oscuro de la choza, una anciana sanadora de la aldea, conocida por su sabiduría en hierbas y remedios naturales, había sido llamada a ayudar a traer al mundo a un nuevo ser. En ese momento crucial, sus arrugas profundas y ojos sabios reflejaban décadas de experiencia y conocimiento de la vida y la muerte. Ella luchaba por brindar su apoyo. Los gritos de Woo resonaban en la humilde habitación, mezclándose con el crujir de las maderas y el siseo del viento que se colaba por las rendijas. Afuera la lluvia arreciaba.

Las sombras de los árboles se agitaban como espíritus inquietos. La aldea no estaba exenta de habladurías y murmuraciones, y la condición de Woo sólo había intensificado la desaprobación. Su unión con el japonés Satoh Akahito, había dejado su marca en su vientre hinchado, y ahora, en medio de un parto difícil, la carga de su amor prohibido y el estigma de su hijo "impuro" se cernían sobre ella como nubes negras.

Woo luchaba contra el dolor, Con cada contracción, sentía que su fuerza se agotaba. Finalmente, en un clímax de esfuerzo y tormento, el llanto agudo de un recién nacido llenó el aire. Woo se derrumbó, estaba empapada en sudor y lágrimas, pero al mismo tiempo una gran satisfacción la envolvió. Con manos temblorosas, la anciana sostuvo al bebé y lo aseó cuidadosamente, como si tratara de limpiar el pasado de la joven madre.

Los ojos de la joven Woo se encontraron con los del bebé, y en ese momento, supo que la vida que tuvo dentro de ella era más que una fuente de vergüenza; era su sangre, su carne, su legado. Con manos temblorosas, Woo se esforzaba por quitarse el anillo que siempre había llevado en su dedo anular. Ese anillo, más que una simple joya, era un símbolo de su honorífico linaje. Representaba la identidad que le brindaba su apellido.

Con la sabiduría que sólo la edad y la experiencia pueden otorgar, la anciana sanadora tomó un pedazo de cordel que encontró. Con cuidado, deslizó el anillo de Woo en el cordel y comenzó a anudarlo, como si estuviera anudando el destino del recién nacido que lloraba en el regazo de su madre.

El bebé, aún con los ojos cerrados, parecía comprender la solemnidad del momento. La anciana colocó con gran reverencia el cordel con el anillo alrededor del cuello del recién nacido, asegurándose de que quedara cómodamente ajustado. Era como si le estuviera transfiriendo la herencia y el honor de Woo.

 Con lágrimas en los ojos, la joven susurró el nombre con el que quería que su pequeño fuera llamado. "Taemin". —Por favor dígale a Akahito que no sea cruel, que me lo debe. —Nuestro hijo tiene que saber su origen...Mi padre...

—¿De qué hablas mujer?. —preguntó la anciana.

Sin embargo, el agotamiento de la lucha había debilitado a Woo de manera irreversible. Su aliento se volvió más tenue, como una brisa que se desvanecía lentamente. El desgarre interno que tuvo, hizo que se desangrara sin piedad alguna. La anciana cerró sus ojos con tristeza y susurros de despedida. Woo se sumió en la paz eterna.

El anillo ahora descansaba alrededor del cuello del pequeño, como un lazo invisible que conectaba el pasado con el futuro. La joven Woo había cumplido con su deber, honrando las tradiciones familiares.

DESBORDADA PASIÓN. 🔞 (2MIN)🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora