AÑO 1337. GANGHWA,GORYEA.
Mientras el barco se mecía al ritmo de las olas, surcando el vasto océano en su camino de regreso a Goryea, Taemin se afanaba en curar las heridas que marcaban el maltrecho cuerpo de su amado. Este yacía en un profundo sueño del que parecía no querer despertar, sumido en un estado de letargo del que nadie conocía la causa.
Quizás su mente se resistía a retornar, y cuando el té somnífero le había sido administrado, su ser había decidido permanecer en un estado de ensoñación, evadiendo así la cruel realidad que lo había asolado en aquella mina de desdicha.
Dos días habían transcurrido desde que fue rescatado de aquel infierno subterráneo, y Taemin no podía evitar derramar lágrimas cada vez que tenía que sanar las heridas que desfiguraban el cuerpo de su esposo. Donde antes la piel de Minho era suave, ahora se veía marcada por cicatrices que narraban la historia de su sufrimiento. A pesar de todo, aún conservaba su imponente musculatura, fruto del trabajo arduo y forzado al que había sido sometido en las entrañas de la maldita mina de carbon.
—Minho, mi amor, necesitas despertar —murmuraba Taemin con voz entrecortada, mientras entrelazaba sus dedos con los de su amado. —Ya estás a salvo de esa terrible pesadilla. Sé que puedes oírme, sólo estás esperando que te mime un poco más, como el Wang que eres. Pero debo contarte algo importante que te ayudará a despertar pronto. Tienes un hijo, tan inteligente y hermoso como tú. Se llama Yesung, y yo mismo le he enseñado a escribir y a leer. Además, toca el tambor y canta como los mismísimos Dioses.
En ese momento, el corazón de Taemin dio un vuelco cuando sintió cómo la mano de Minho respondía suavemente a su contacto. —¡Minho! —susurró con ilusión —sé que puedes oírme. Abre tus ojos, por favor. —Pero el momento de esperanza fue efímero, y Minho continuó sumido en su sueño profundo, ajeno al amor que lo rodeaba.
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Después de una semana de travesía por las aguas tumultuosas del mar, por fin alcanzaron el majestuoso palacio de Ganghwa, envuelto en la neblina de la madrugada. Minho continuaba inmerso en un sueño profundo, como si el universo entero guardara silencio para acompañar su descanso. Ningún gesto, ningún suspiro, sólo la quietud de su cuerpo y el palpitar constante de su corazón llenaban la estancia.
Los más afamados médicos del reino fueron convocados para desentrañar el misterio que mantenía a Minho sumido en el sueño, como si una enigmática melodía lo hubiera seducido hacia un reino de sueños sin fin.
—Hijo, necesitas descansar. —murmuró el Wang Jinki, posando su mano sobre el hombro de Taemin, tratando de infundirle algo de calma. Taemin, con la cabeza y las manos reposadas en el regazo de Minho, apenas podía apartar la mirada de su amado. —Abuelo, no puedo alejarme —susurró con voz entrecortada por la preocupación. —Él podría despertar en cualquier momento, y quiero ser el primero en recibir su mirada. No deseo que se sienta desorientado al abrir los ojos.
—Taemin, hijo mío —comenzó a decir Jinki, acariciando con ternura la mejilla de su nieto, – por lo que me has contado, no creo que esta habitación pueda infundirle temor. Recuerda que ha enfrentado cuatro años en un lugar de penumbras y angustias. —Las palabras del anciano resonaron con una dulzura que reconfortó el alma de Taemin, aunque su corazón seguía latiendo con la incertidumbre del futuro.
—Lo sé, abuelo, pero aún así no puedo apartarme de él —respondió Taemin con una convicción inquebrantable. —Perdóname si te incomoda mi presencia constante, pero Minho es el amor de mi vida. —Jinki asintió con comprensión, acariciando suavemente la cabeza de Taemin con gesto afectuoso.
—No tienes por qué disculparte, hijo —dijo con voz solemne. —Si tan solo hubiera comprendido el amor de tu madre hacia tu padre, tal vez las cosas habrían sido diferentes.... —Un silencio cargado de pesar inundó la habitación por un instante, antes de que Jinki continuara: —Te prometo que haremos todo lo que esté en nuestras manos para que tu esposo se recupere.
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DESBORDADA PASIÓN. 🔞 (2MIN)🌈
Hayran KurguSatoh Taemin, discriminado por ser de raza impura, un injerto. Su existencia fue la mezcla de dos mundos. Una amalgama de culturas de dos naciones en conflicto. Una la noble tierra de Goryeo*(Corea) y la otra la ancestral Isla del sol naciente (Japó...