三十六.REENCUENTRO.

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Tres intrépidos soldados mongoles avanzaban con determinación al frente del ejército comandado por el valiente Wang Taemin. La senda que tenían por delante se retorcía en una danza de veredas casi intransitables, desafiando la marcha de los guerreros. Sin embargo, los corceles que montaban eran compañeros fieles, hábiles en surcar terrenos difíciles, y su destreza facilitaba el avance.

Wang Taemin, experimentaba una mezcla de nervios y sofocante calor bajo los implacables rayos del sol. Su leal guardia real, Hoshi, vigilaba su bienestar con ojos preocupados y ofreció detener la marcha para aliviar la tensión. Entre sudor y ansiedad, Taemin rechazó la oferta, decidido a no posponer más la misión.

—¿Todo bien, mi señor? ¿Quiere que paremos por un momento? —inquirió Hoshi.

—Estoy perfecto, ya no quiero aplazar más esto. Si no muero por el calor, lo haré por la ansiedad que me está consumiendo —respondió Taemin con una mueca de determinación.

El anochecer les dio la bienvenida cuando, finalmente, divisaron las sombrías construcciones de piedra. Farolas dispersas iluminaban el lugar, y murmullos de soldados custodios resonaban en el aire. Uno de los soldados mongoles advirtió:

—Hasta aquí llegamos nosotros, Wang Taemin. Tengan cuidado con lo que hagan. ¡Suerte!

Taemin agradeció con una leve inclinación de cabeza y expresó su gratitud:

—Gracias, ya han hecho suficiente.

Los soldados mongoles se retiraron, dejando al Wang Taemin y su ejército ante el desafío que tenían por delante. Con el peso de la responsabilidad, Taemin se preguntó: "¿Y ahora qué hago?"  —Hoshi, siempre atento, parecía leer sus pensamientos.

—No se preocupe, mi señor. Primero, nos ocultaremos tras esas rocas, luego enviaremos a algunos soldados para reconocer el lugar.

Taemin suspiró aliviado, reconociendo la astucia de su leal guardia.

—Hoshi, no sé lo que haría sin ti.

—No se preocupe, mi señor. Siempre estaré a su servicio.

Hoshi organizó a sus hombres, distribuyendo tareas y asignando misiones. Cada soldado tenía una función específica, y todos marcharon para cumplir con las órdenes dadas.

La misión era clara: rescatar al Wang Choi Minho, traicionado por su propia familia. El hecho de que Taemin fuera su esposo se mantenía en secreto por el momento, una verdad que se revelaría en el momento adecuado. Por ahora, la prudencia dictaba ocultar ese vínculo, centrando sus esfuerzos en el rescate que los aguardaba en la oscuridad de la noche.

Había transcurrido un día entero cuando, finalmente, los soldados que se enviaron para vigilar regresaron. Taemin, agotado y ansioso, estaba a punto de dirigirse él mismo al lugar para obtener información. Hoshi intentaba calmarlo: —Tranquilo, mi señor. ¡Mire allí vienen! Seguro traen buenas noticias para usted.   

Sin embargo, los soldados regresaron visiblemente fatigados. Taemin, con impaciencia, les preguntó de inmediato: —¿Qué averiguaron? Necesito saber.  —Lu-Hän tomó la palabra: —Mi señor, encontramos a un hombre con las características que nos dio. Sin embargo, no está preso; de hecho, parece estar bastante cómodo. Habla japonés. Está trabajando en unas minas de carbón junto con otros hombres, todos altos y fuertes,  pero encadenados con gruesas cadenas en los tobillos. 

Cualquiera de ellos podría ser el  Wang Minho, pero es imposible identificarlo, ya que están cubiertos de hollín y los tratan con nombres ofensivos.

Taemin, abrumado, se alejó y se refugió tras unos arbustos. Se arrodilló y comenzó a llorar. Metió su puño en la boca para sofocar su llanto, evitando que sus soldados lo escucharan. Después de un tiempo, Hoshi se acercó a él. Aunque Taemin ya había dejado de llorar, su mirada estaba perdida en el horizonte. 

DESBORDADA PASIÓN. 🔞 (2MIN)🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora