二十五.CONSPIRACIÓN.

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Habían pasado ya treinta días desde que los destinos de Wang Minho y la ahora reina Ji-Ho se entrelazaron en matrimonio. Sin embargo, la dicha esperada en la vida de la joven reina se desvaneció rápidamente, dejando tras de sí un rastro de desilusión y angustia. La situación se tornó aún más complicada por un secreto que amenazaba con socavar la estabilidad de su matrimonio y la paz en el reino de Gangneung.

La tensión en el palacio era palpable cuando el patriarca de la reina, el Wang Dong-Ho, se acercó a su hija en busca de respuestas. Sus ojos reflejaban la preocupación y la confusión mientras cuestionaba a Ji-Ho sobre la ausencia de señales de que la unión con Minho hubiera alcanzado su plenitud. En la privacidad de una sala, el Wang Dong-Ho exigió explicaciones, dejando que la ansiedad fluyera como un torrente entre ellos.

—No te estoy entendiendo, Ji-Ho, —expresó el Wang Dong-Ho con una mirada inquisitiva. —¿Me estás diciendo que tu esposo no ha reclamado aún tu pureza? ¿Por eso no han encargado un heredero? ¿Acaso es que el Wang Minho está enfermo?. —El Wang, preguntaba sin tregua.

La reina Ji-Ho, arrodillada frente a su padre, experimentaba una tormenta de emociones. La tensión en la habitación era palpable mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para describir la situación. Sus dedos se retorcían con nerviosismo, reflejando su angustia interna.

—Él no me quiere, me lo ha dicho, —confesó finalmente, avergonzada de tener que compartir esas intimidades con su propio padre. La vergüenza coloreaba sus mejillas mientras sus palabras resonaban en la sala, creando un silencio incómodo.

El Wang Dong-Ho, al escuchar la revelación de su hija, sintió una mezcla de indignación y furia. Su mirada se volvió intensa, y su rostro reflejaba la determinación de abordar este asunto de frente.

—¿Qué estás diciendo? ¿Ese maldito se atrevió a despreciarte?, —exclamó con un tono de voz cargado de ira. La posibilidad de que Minho hubiera rechazado a su hija desencadenó un fuego interno en el patriarca, quien, sin dudarlo, decidió enfrentarse al problema directamente.

El Wang Dong-Ho se volvió para salir en busca de Minho, decidido a confrontarlo y exigir una explicación por su comportamiento vil. Sin embargo, Ji-Ho, conociendo la naturaleza impulsiva de su padre, actuó rápidamente. Aún arrodillada, extendió ambas manos y detuvo a su padre, agarrándolo por las piernas.

—No, padre, no lo haga, —suplicó Ji-Ho entre sollozos.  —Me avergonzará aún más. Todos en el palacio se enterarán, y seré la burla del reino entero.

El Wang Dong-Ho, frustrado y enojado, intentó liberarse del agarre de su hija. —Estás loca, suéltame. En este momento voy a hablar con el Wang Yeong; él lo obligará a que cumpla como hombre. El Wang Minho no se va a burlar de nosotros.

Mientras el Wang Dong-Ho se dirigía con determinación hacia el Wang Yeong, un encuentro inesperado lo detuvo en seco. Antes de llegar a su destino, se cruzó con el mismo Wang Minho, el objeto de su ira y preocupación.

—¡Wang Minho, necesito hablar con usted!, –exigió el Wang Dong-Ho, haciendo una ligera reverencia, gesto que fue devuelto por Minho. Ambos hombres se dirigieron a un salón privado, un espacio donde el Wang solía ocuparse de los asuntos del reino.

En el interior de la sala, la atmósfera se volvió tensa de inmediato. Dos personalidades fuertes, cada una decidida a defender sus puntos de vista, se enfrentaron en una discusión que prometía ser tan intensa como las olas que azotaban la costa de Gangneung. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder terreno, y la confrontación se volvía más acalorada con cada palabra pronunciada.

—Wang Minho, exijo que me explique la situación de abandono para con mi hija, la reina, —demandó el Wang, lanzando la primera pregunta en la guerra verbal que se avecinaba. La mirada del patriarca era desafiante, pero Minho respondió con calma, aunque sus ojos reflejaban una determinación igualmente férrea.

DESBORDADA PASIÓN. 🔞 (2MIN)🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora