Regreso de prisa, ya había arreglado la entrada la cual había sido asaltada, y se dirigía al piso superior para poder hablar con el tipo.
Un estruendo frío recorrió su ser al escuchar el chillido alegre de Miri en el lugar propuesto, corriendo escaleras arriba encontrándose con no solo a Miri, si no que al chico de la noche anterior.
El azabache estaba tirado moribundo mientras la niña se encontraba saltando alrededor suyo.
—M,Miri—, esbozó el rubio, llamando la atención de la infante que enseguida bajo entre saltos para saludar a su papá. —¡Papá Kazuki!—, grito la niña mientras se aferraba a su pierna.
Pero el mencionado permaneció pasmado fijando el carmín de sus ojos en el profundo azul de los contrarios, era un bonito azul.
✧*。
Era claro que el chico frente a el necesitaba reposo, comida y energía.
Así que se puso manos a la obra, tenía un hogar que mantener, una niña que cuidar, y al parecer a un nuevo peso. Miri estuvo presente ayudándolo en la preparación del almuerzo, pues ya era más de medio día. ¿Como sobrevivió en todo trascurso de tiempo? Ni el mismo lo sabía. Había conseguido esquivar estratégicamente las preguntas de Miri, lo más relevante que le contesto fue que ahora ese individuo empezaría a vivir cierto tiempo bajo ese mismo techo.
Aunque bueno, claramente debían sentarse a hablar como era debido, y al fin abrir aquel sobre de manila que aún no se atrevía a revisar, al menos no hasta que esté totalmente tranquilo, o solo.
El almuerzo fue terminado con éxito.
Kazuki y Miri comieron plácidamente en el comedor, mientras el azabache disgustaba el exquisito sazón del rubio desde la habitación de la segunda planta.
Después de esto inevitablemente la pequeña Miri quedó rendida ante el sueño, y esto era una señal para hablar con el tipo, ¿o tal vez debería ver primero el sobre?
Después de no llegar a ninguna parte, decidió ver el sobre, era lo mejor.
Entro en su cuarto, encontrando el sobre encima del escritorio. Lo tomo entre manos, y soltó un gran suspiro, frunciendo un poco su ceño. Abrió finalmente el sobre, mirando de reojo los documentos dentro.
—Rei Suwa...—, murmuró.
Los documentos trataban de Rei Suwa. Inmediatamente supo de que se trataba, el chico que estaba en su segundo piso tenía por apellido Suwa, el clan Suwa era todo un drama, un socio de la organización, pero que ciertamente tenía sus altercados con el Boss.
Teniendo esto en cuenta, ¿que hacía este chico bajo el cuidado de ella? Se cuestionó esto mientras revisaba la información general.
—Masculino, 23 años, Sicario...—, divago, hasta llegar al dato que casi lo hace morir nuevamente en ese día. Este sicario al borde de la muerte, que lleva el apellido Suwa era un, un Omega.
No pudo evitar tomar un respiro, para después retomar su lectura.
Al cabo de unos pocos minutos Kazuki ya se había ensanchado toda la información relevante, ahora se encontraba buscando el mensaje que el Boss se habia molestado en dejarle, llevándolo a una carta.
Abrió la carta, divisando al instante la bella caligrafía en cursiva con el cual estaba redactada, a mano.
❛ Querido Kazuki-kun, dejo a Rei Suwa en tus manos.
Gracias, con cariño, The Boss.❛
Básicamente, no era absolutamente nada, es más, no habia si quiera opción de negarse, o si? Pero no fue algo que le sorprendió. Habia tomado una decisión.
Después de todo era algo innegable el hecho de que la solicitud habia sido hecha a puño limpio por el jefe, y que esta persona le allá solicitado algo específicamente a el...No era algo para tomarse a la ligera.
Salió por la puerta de su habitación, dispuesto a subir a la segunda planta, para tener una buena conversación con... Rei Suwa.
(っ.❛ ᴗ ❛.)っ ¡Oh no! Capítulos irregulares
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Ray of Light ||KazuRei||✧*。
Hayran KurguDespués de un millón de problemas, Kazuki Kurusu termina acogiendo a una pequeña niña, Miri, convirtiéndose en su rayito de luz. Pero no solo eso, luego Rei Suwa entrará en su vida, junto con más problemas y peligro. ¿Kazuki podrá aceptar que además...