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Durante la semana nos encontramos en el elevador y parece ser el lugar en el que más coincidimos, ayer me la encontré a unas cuadras del edificio y mientras caminamos platicamos sobre ella y sus vacaciones de la universidad que según sé comenzarán en aproximadamente dos semanas. Llegado el viernes me quede más tiempo en la oficina, ya eran casi las seis de la tarde cuando tome el elevador y apenas un piso más abajo este se abrió y para mi sorpresa era Paula.

—Buenas tardes. —dijo una vez dentro.

—Buenas tardes. —respondí con una sonrisa que me devolvió. —¿Tienes clase? —pregunte mientras seguíamos bajando.

—Tuve clases por la mañana, por eso… —de pronto nos dejamos de mover, las luces se apagaron y no se escuchaba ningún ruido.

—¿Estas bien? —me recargue en una de las paredes esperando que las luces de emergencia se encendieras, lo que segundos después sucedió. —¿Paula?

—Si, solo es… —se dejó caer en el piso, sin decir nada.

—Estaremos bien ¿vale? —me senté en frente de ella. —Voy a llamar a mi hermano y nos sacaran de aquí ¿Ok? —solo asintió y su mirada encontró la mía.

Hola copia. —dijo apenas tomó la llamada.

—¿Estas cerca de la empresa? —pregunte un poco alterada. Me senté a lado de Paula y agarre su mano derecha.

Voy llegando a mi departamento ¿necesitas algo? —creo que mi tono de voz sonó normal, Paula apretó mi mano y se encogió en su lugar.

—¡Si, necesito que regreses! —respondí elevando mi voz. —Nos quedamos atrapadas en el elevador y no se si alguien ya se haya dado cuenta. —explique lo más rápido que pude.

¿Como…

—No lo sé, original, no lo sé. —ok no era momento de bromas. —¿Puedes venir?

Si, ya llamo para que comiencen a sacarlas. —colgó, ya solo queda esperar.

—¿Estas bien? —pregunte dándole un apretón en su mano, asintió recostando su cabeza en mi hombro.

—No me gustan mucho los lugares cerrados y con poca luz. —respondió en un susurro que apenas escuche y de pronto comenzó a respirar demasiado rápido, si no lo detenía entraría en una crisis.

—Ven. —me levante y la ayude a ponerse de pie. —Concéntrate en mi. —se quedo recostada en una de las paredes pero no se movía y seguía respirando demasiado rápido. —Mirame. —tome su rostro en mis manos para obligarla a verme. A lo lejos escuche algunos movimientos seguramente para sacarnos. —Eso es… ¿Que hiciste en tu día? —la verdad no tenía mucho conocimiento sobre esto y supongo que distraerla de lo que hay en su entorno es bueno para que se concentre en otra cosa.

—Yo… tuve clases a las nueve y… —comenzaba a intentar recordar y sin despegar sus ojos de los míos. —Luego presente el último examen de la semana… fue algo complicado… —comenzó a calmar su respiración lo que era bueno, las voces se escuchaban más cerca lo que también era bueno. —Pero estudie mucho y estoy segura que sacare una buena calificación… yo… —comenzaba a distraerse y la verdad es que yo también, su rostro, su piel tan suave y esa mirada tan hermosa. —Tienes unos ojos que… son como el bosque…

—¿Te gustan? —me atreví a preguntar y asintió sin despegar sus ojos de los míos. Me acerque lentamente por si quería alejarse pero no se movió en lo más mínimo, después de varios minutos despegue mis ojos para mirar sus labios y ella también lo hizo por breves segundos, me acerque más mirando su labios otra vez y luego sus ojos, sin pensarlo mucho junte mis labios con los suyos, fue un roce tierno y casto. No obtuve respuesta y me aleje asustada de mal interpretar sus movimientos. —Lo siento… yo… —solté su rostro e intente alejarme, pero Paula me tomo de la nuca uniendo nuevamente nuestros labios en un beso un poco más profundo.

Tequila; Puro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora