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Desde lo acontecido en casa de Julia y la noche que pasamos en el hospital las cosas se sienten tensas, Paula no ha tocado el tema acerca del cómo se siente respecto a la dura verdad que le confesaron. Hemos estado en la casa de mis padres, se suponía que en estos días solo iría por las mañanas a la empresa, pero ahora me estoy viendo obligada a estar gran parte del día en el edificio por algunas inconsistencias que encontré en el reporte anual que me entregó el área de producción, Arthur y yo lo hemos estado revisando con detenimiento e incluso lo estamos comparando con los reportes mensuales y los números no coinciden desde que Sasha esta al mando del área.

Tuvimos que revisar los últimos dos reportes anuales y todo era entregado en forma, los números coincidían como mensualmente debían, algo estaba mal y no encontrábamos donde estaba el mal manejo de Sasha.

—No lo entiendo, ¿por qué ahora es cuando entrega estos números? —preguntó Arthur, ambos durante cada mes revisamos los reportes y en cada uno de ellos todo parecía normal.

—No lo sé, Arthur, no lo sé. —las únicas inconsistencias eran precisamente en esa área, porque los demás tenían los mismos datos y todo coincidía. —¿Debería supervisar y auditar el trabajo de Sasha? —cuestione mirando la hora; ocho treinta de la noche. Mamá va a matarnos por no estar en casa en vísperas de la noche buena.

—Vámonos. —se levantó y tomo su saco. —Ahora mismo no podemos hacerlo y será mejor regresar a casa para despejar la mente, ya el lunes volveremos con esto. —agradecía que noche buena y navidad serían en fin de semana.

Durante el camino aprovechamos y pasamos a una de las tantas tiendas que extienden su horario en estos días, como buenos hermanos que somos ambos olvidamos comprar los regalos de navidad. No íbamos a llegar a la cena y lo sabíamos, si nos llevaríamos un buen regaño pues que sea bien merecido.

Por la mañana Paula seguía durmiendo, cuando llegue sabía que estaba molesta porque estaba fingiendo dormir, sé que es porque prometí llegar temprano para ir a la ciudad a disfrutar de los adornos y comprar algunos detalles. No quise empeorar las cosas y ocasionar una discusión en casa de mis padres, lo mejor era esperar.

—Buenos días, mi niña. —susurre pasando mi mano por su vientre.

—Buen día, Lexie. —su voz ronca era evidente. —¿Por qué llegaste tarde?

—Arthur y yo estamos revisando algunos documentos, los número no coinciden y estamos tratando de entender las inconsistencias. — susurre abrazándome más a ella.

—Pero prometiste…

—Lo sé… —interrumpí sus palabras. —Nunca ha sido mi intención hacerte promesas falsas, pero en el informe todo iba bien hasta hace cuatro meses donde los datos no se ajustan. —explique sin separarme. —No sabía que esto iba a pasar, de verdad lo siento.

—Esta bien, entiendo la carga de trabajo solo no me ignores. —se dio la vuelta en mis brazos y dejo un tierno beso en mis labios. —Si me molestó que no llegaras, pero me molesta más cuando me ignoras. —dejó un beso más. —Ahora lo que menos quiero es hacerte un berrinche por no cumplir tu palabra, no quiero ser infantil. Solo no ignores mis mensajes o llamadas… me hace…

—Te hace sentir insegura. —termine por ella y escondió su rostro en mi cuello. —Te puedo prometer que eso no volverá a pasar, es más si no puedo responder te avisaré antes ¿vale? —asintió y nos quedamos un rato en la misma posición.

Tras largas jornadas de trabajo y constante estrés por diversos motivos, al fin hoy era veinticuatro de diciembre; noche buena y que mejor que comenzar el día con un desayuno familiar. Papá, mamá, Arthur, Paula y yo, con mi familia siempre hemos sido unidos pero luego de mis errores la relación se vio fracturada y ahora volvemos a ser los mismos de antes, mi frialdad nos orillo a alejarnos, no quería más eso para mi familia, quería ser la misma de antes, quería a mi familia de vuelta.

Tequila; Puro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora