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Después de lo sucedido con Sasha y el hombre que durante largo tiempo estuvo tocándome de una manera muy incomoda, me ha costado un poco estar con Lexie. Ella entiende por lo que pase pero tengo miedo de que se comience a cansar de parar a cada rato que intentamos seguir, nuestra intimidad era activa y ahora con esto se ha visto reducida a simples intentos que termino frenando.

Han pasado cuatro semanas y sigo sin dejar que sus avances continúen, en los últimos días ya no se ha quedado a dormir conmigo y tampoco intento acercase a mi. Hablé con mamá al respecto y me dijo que lo hablara con ella pero no se como decirle lo que siento, es extraño nunca antes me había sentido insegura de mi cuerpo y ahora eso es precisamente lo que no me gusta, no quiero que vea mi cuerpo.

—Hola. —entre a su oficina. Había vuelto a clases y mi turno en la empresa terminaba a la seis y ella aún seguí aquí. —Lexie…

—¿Como estuvo tu día? —nuevamente me interrumpió como lo ha estado haciendo en los dos últimos días.

—Bien, yo…

—¿Quieres que te lleve a casa? —me deja en mi departamento y luego se va, ya casi no hablamos y siento que todo es mi culpa. —Estoy por terminar, dame unos minutos y nos vamos. —iba a volver a hablar cuando una mujer entro a su oficina sin tocar.

—Hola, cariño. —la saludó y Lexie inmediatamente se levantó para acercarse a ella. —¿Estas libre? —cuestionó posando su mano en el hombro de Lexie.

—Ahora mismo no. —me señaló y me sentí una carga. Me levante y salí sin decir nada más.

—¿Tu novia? —alcance escuchar que le preguntaba a Lexie.

Quería ir a casa de mamá pero sabía que si le contaba de esto, provocaría un problema con Lexie y sus padres. Así que me fui a mi departamento, no quería hablar con nadie, esto era lo que Sasha quería y esta logrando separarme de Lexie. No puedo creer que después de todo consiguió su objetivo. Llevaba más de dos horas viendo un documental en la televisión, no estaba prestando atención, es como si solo dejara pasar el tiempo sin pensar en nada. Tocaron la puerta y sabía que era la comida que había pedido hace más de treinta minutos, me levante para abrir la puerta y ahí estaba Lexie con un enorme ramo de rosas rosadas.

—Hola. —no intento acercase y mucho menos entrar, quería cerrarle la puerta en la cara por cómo me trato en su oficina, pero soy débil y una vez más ese hermoso bosque me quebró y la deje entrar. —Me encontré con el repartidor. —me entregó la comida, pero de pronto se me fue el apetito.

—¿Que haces aquí? Creí que estabas ocupada con tu amiguita. —tras mis palabras soltó una risita que en otro momento me alegraría escuchar pero ahora mismo provocó más mi molestia. —Si soy un estorbo solo tienes que decirlo, Alexia. ¿Quieres terminar esto? Bien, pues terminamos. —me levante para abrir la puerta y que saliera, pero me arrinconó contra la misma.

—¿Alexia? —dijo posando sus manos en mi cintura y esta vez no me sentí incómoda lo que me alegro, porque podía volver a soportar su toque de nuevo. —¿Terminar? ¿Yo cuando dije que quería terminar contigo? —su mirada era penetrante y a pesar de no querer seguir mis impulsos termine pasando mis brazos alrededor de su cuello. —Esa no era ninguna amiguita, o bueno, si. Un socio estúpido la envío para ayudarse a facilitar mi aceptación en sus propuestas.

—La trataste con una enorme confianza. —dije con cierto enojo en mi voz.

—Porque la conozco. —se acercó más a mi y creí que me iba a besar, pero se alejo antes de unir nuestros labios. —Trabaja en un bar que solía frecuentar, es mesera pero también presta ese tipo de servicio. —dijo refiriéndose a prostituirse. —Es como una amiga, nunca tuve nada con ella. —aclaró antes de continuar. —Cuando recien nos conocimos en un par de ocasione le tuve que pagar horas de ese servicio porque nadie la había querido en sus primeras noches, es difícil la situación que pasa y debo de reconocer que muchas veces le pague por esos servicios. —en tanto dijo eso me confundió, primero dice que no tuvo nada con ella y ahora que si pago por su servicio. Intente alejarme pero Lexie me aprisiono más contra la puerta. —Solo le pague. —dejo un beso en mi mejilla. —Necesita el dinero y aunque en muchas ocasiones le he ofrecido un trabajo en la empresa, no quiere aceptar solo por ser una conocida mía y también por el miedo de encontrarse con algún cliente.

Tequila; Puro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora