Capítulo 22

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Mariposas en el aire

Atenea Morelli

He llegado al apartamento de Pedro con cientos de regalos, todos para mi hija, habíamos acordado que hoy sería el día en el que la conocería, los nervios me han traicionado y he terminado comprando toda una tienda de juguetes.

Pedro abre la puerta al verme con dos bolsas repletas de juguetes, sonríe, en el mes que llevo en Florencia nos hemos hecho buenos amigos, he postergado este momento por cobardía, por temor a no ser aceptada, pero sobre todo juzgada por mi hija.

― Veo que compraste toda una juguetería para Hera.― toma una bolsa para ayudarme, ambas pesan demasiado, lo que me impide mantenerme en equilibrio.

― No sabía que era de su gusto, por eso decidí comprarlo todo y ella que decida.― entro con una sonrisa, un olor a pastel de ciruela inunda mis fosas nasales.

― Hera es una niña sencilla, cualquier cosa le va a gustar.― deja la bolsa en medio de la sala y Domenico entra con dos bolsas más de juguetes.

― ¿Dónde está ella?― pregunto por mi hija, muero por conocerla.

Pedro cierra la puerta detrás de él, ayuda a Domenico con las otras dos bolsas y las deja en el lugar que tiró la primera.

― Fue a lavarse las manos, estaba preparando un pastel de ciruelas con mi hermana.― pasa por mi lado y se detiene en el pasillo que deduzco debe conducirlo a las habitaciones.― Iré por ella, mientras siéntanse como en casa.

Se va en busca de la niña, Scarlet la hermana de Pedro sale de la cocina con un paño entre sus manos, los pasa sobre ellas para secarlas.

― Es bueno tenerlos en casa.― me sonríe y luego detiene su mirada en Domenico.

Desde el primer día en que lo vio no ha dejado de mirarlo de esa manera, sé que le gusta ¿A quién no? Pero no es el tipo de mujer que a Domenico le gusta o eso parece, sé que si se acuesta con él todo será vainilla y de eso el hombre que yace a mi lado no tiene conocimiento alguno.

― Gracias, he venido a ya sabes.― sonrío con emoción.

― Hera está más que emocionada, hemos pasado toda la mañana horneando un pastel solo para ti.

― ¡Mami!― Hera corre hacia mí, mis brazos la atrapan al sentir sus piernas enrolladas en mi cintura, besa toda mi cara y me abraza con fuerzas.― Te he extrañado mucho madre.

― Yo también te he extrañado mucho mi amor.― beso su frente.― No te imaginas cuanto.

Mis ojos se humedecen al ver lo hermosa que es, es idéntica a mi madre, a pesar de que no recuerdo a mi madre o más bien creo que nunca llegué a hacerlo, su viva imagen permanece en mi mente por las fotografías que conservo de ella.

― ¿Has venido a quedarte?― sus manos juegan con mi cabello, es como si quisiera conocer cada parte de mí.

― Ya no pienso volver a irme mi amor, eso te lo prometo.― la bajo de mis brazos con cuidado.― Mira, he comprado todos estos juguetes para ti.― la tomo de la mano y la acerco a la bolsa para que pueda ver lo que contienen.

― Son muchos, seguro te ha costado mucho dinero mamá.― me mira.― Con que compraras una muñeca, para mí es suficiente.

Me quedo observándola por varios segundos, otro niño en su lugar estarían emocionados por los cientos de juguetes, en cambio, ella solo ha pensado en el hecho de todo el dinero que he tenido que gastar para que pueda tenerlos.

Sed de poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora