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En la cama del enemigo
Atenea Morelli
Ha pasado una semana desde que hicimos el último operativo en Brasil, logramos acabar con el único burdel que quedaba, lo que es una victoria para nosotros y una desgracia para Artemisa, la he mantenido muy vigilada últimamente, su tranquilidad no me gusta, siempre vive en movimiento constante, que ahora esté en paz me asusta un poco.
Dejé a un lado todo lo que tenga que ver con Artemisa y mi venganza, en la última semana me he dedicado a cuidar de mi hija, aprender más de ella, recuperar esos años perdidos, darle el calor de madre que siempre le ha hecho falta. Adriano consiguió una casa para nosotros a pocos minutos de Domenico, todo para que tengamos nuestro propio espacio y mi hija se sienta en su casa.
Hera permanece en su habitación hablando con Pedro, todas las tardes la llama para saber de ella, contarle su día a día y reírse de sus ocurrencias, a la niña le gusta que la llame, de una forma u otra eso la hace sentirse cerca de su padre. Debo admitir que en las últimas semanas he pensado en la posibilidad de decirle a Alessandro que nuestra hija está viva, pero descarto la idea cuando pienso que él deseaba quitármela, nada impediría que ahora lo hiciera.
― ¿En qué tanto piensas?― Adriano teclea en su laptop mientras come frituras, ahora me mira fijamente.
Me he concentrado en mis pensamientos, que he olvidado que él se encuentra frente a mí y que hace minutos sosteníamos una conversación.
― Pienso muchas cosas, pero la principal es sobre Saúl.― no miento, deseo verlo, saber quién es, su identidad me intriga, más ahora que sé que se encuentra detrás de mí.
― Deberías pensar en otra cosa, en estos momentos encontrar información sobre ese hombre es como querer tener la receta de la coca cola.― deja de ver la laptop y lleva una patata frita a su boca.
Lo que dice es toda la verdad, ha resultado difícil obtener información sobre él, por más trucos informáticos que Adriano ha utilizado, ninguno ha salido a camino, siempre da el mismo resultado la búsqueda.
― ¿Sabes qué debería hacer?― me mira con el ceño fruncido por mi cambio de idea repentinamente.― Debería llamar a Alonso y citarlo.
― ¿Para qué? ¿Qué obtendrías con eso?― la realidad es que obtendría muchas cosas, la primera sería saber cuál es su propósito conmigo, entre otras más.
― Verlo me ayudaría a obtener respuestas, podría encontrar información valiosa.― me levanto para dirigirme a mi habitación.― Algo que aquí sentada viéndote comer frituras, no voy a hacer.
― ¿Te gusta Alonso? Lo pregunto porque se han visto más de una vez y no veo que deseas dejar de verlo.― Adriano alza una de sus cejas con diversión en el rostro, me quedo pensativa por varios segundos.
¿Realmente me gusta Alonso? ¿Lo que siento por él es deseo sexual? Nunca me he detenido a pensarlo y creo que debería hacerlo, lo he visto más de una vez y siendo honesta mi deseo por él nunca se va.
― Es complicado.
― ¿Por qué es complicado? Solo debes responder un sí o un no.― le resta importancia al asunto.
― El problema es que no sé si me gusta.-― siento confusión sobre Alonso, no sé si lo que siento es deseo sexual o si realmente me gusta.― Después de todo, nunca más he vuelto a ver un hombre para algo a futuro.
― Pero el punto aquí, es que Alonso es tu presente.
Me quedo por varios segundos pensando en todos los encuentros que hemos tenido, como me siento al estar cerca de él, lo nerviosa que me pone su sola cercanía, Alonso es un hombre increíble en todo el sentido de la palabra. Sin embargo, no conozco nada sobre él, es encerrado como yo, hemos pasado pocas palabras, porque para nosotros es más interesante el sexo que conocernos.
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Sed de poder
RomantizmAtenea lucha durante años por obtener poder y posicionarse en el mundo de la mafia, mundo en el cual es toda una diosa, se apoda como la viuda, pero solo tiene un objetivo. Ese objetivo es destruir a Artemisa, calcula sus pasos, sabe donde y cuando...