Libro #1 [EN EDICIÓN | TERMINADO]
Los líderes de la mafia Tom y Bill Kaulitz, asesinan a la madre de Artemisa y Démeter Sallow. Y ellas, sedientas de venganza, recurren a su padre: Gregory, un hombre muy poderoso... y el peor enemigo de los gemelos...
Tom abofetea mi mejilla torciendo mi rostro hacia la izquierda. El escozor aparece y cuando dirijo mi mirada hacia él, sonríe. Se abalanza sobre mí enviando mi cuerpo directo al suelo causando que mi espalda cruja en el impacto. Gimo de dolor al mismo tiempo en que una corriente eléctrica de dolor recorre todo mi cuerpo y continúa cuando Tom golpea con sus puños una y otra vez mi rostro.
El sabor metálico de la sangre aparece en mi boca mientras él parece divertirse.
—Dime que te asesine, Artemisa. Dime que quieres morir y lo haré realidad.
¡No!
¡No quiero morir!
Pero estoy tan débil que no puedo decir lo que pienso.
Niego con la cabeza escupiendo sangre. Se aparta de encima para luego sujetarme del cabello y obligarme a caminar hasta llegar al cuarto de baño. Una bañera llena de agua es lo que nos espera dentro. Contengo la respiración mientras me envía al suelo y yo me arrastro hacia atrás, intentando alejarme lo más que pueda de él.
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—Solo los débiles se arrastran. ¿Tú eres débil?
Me sujeta del cabello y me obliga a arrodillarme, llevándome consigo hasta la altura de la bañera.
—Dime que quieres morir y subiré a tierra las puertas del infierno para ti —susurra en mi oído golpeando la piel sensible de mi cuello—. Solo tienes que pedirlo, diosa griega.
Entonces, introduce mi cabeza en el agua sujetándome con fuerza desde afuera para evitar escapar. La desesperación me invade. Empiezo a moverme, a luchar con todo lo que tengo, pero el oxígeno termina por agotarse dentro de mi sistema. Abro la boca buscando aire, pero solo encuentro agua, agua que empieza a colarse sin permiso llenando el vacío en mis pulmones.
No respiro, no puedo respirar.
¡No puedo!
Me muevo de un lado a otro, grito, intento liberarme pero no sirve de nada. Estoy ahogándome, Tom me está matando. ¡Voy a morir!
—¡No!
—Misa.
—¡Aléjate de mí!
—Misa, soy yo.
Parpadeo rápidamente sin entender lo que sucede. Y no lo hago hasta que mis ojos logran abrirse cayendo en la cuenta de que me encuentro sobre la cama de una habitación blanca.
¿Qué está pasando?
—¿En dónde...? Tom... Él... —balbuceo confundida mirando de un lado a otro.
—Fue una pesadilla —escucho a Démeter decir a mi lado, por lo que giro en su dirección.
Sus ojos verdes me observan tristes y un poco acuosos. Sé que se está conteniendo para no lanzarse a llorar y sé que ha decidido no hacerlo para no preocuparme más. La conozco como a la palma de mi mano.
