O3| Alien

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D É M E T E R

—Hemos llegado —anuncia Alberic.

Contengo la respiración, analizando con detenimiento la gran mansión que se alza frente a mis ojos. Salgo de la camioneta, apresurándome a llegar a la altura de Artemisa, quien también se encuentra sorprendida.

La mansión es gigante, moderna y elegante. Parece sacada de una película.

—Bienvenidas a su nuevo hogar.

¿Hogar? Dudo que realmente lo sea.

Alberic abre la enorme puerta, haciéndose a un lado. Jadeo al ver lo que hay dentor.

Dos escaleras a los costados con un candelabro al centro, dejando en medio un recibidor es lo primero que encuentro y al ingresar por completo, localizo una enorme sala principal a la derecha y en el lado contrario se encuentra el comedor con una mesa de caoba para al menos catorce personas.

Es hermoso.

—Sus habitaciones se encuentran en la planta superior junto con sus maletas. Todo está equipado, tal y como su padre ordenó —nos indica Alberic, para luego girar hacia nuestros jefes de seguridad—. Ustedes se quedarán aquí, se encargarán de vigilar todo el perímetro.

Ellos asienten. Alberic regresa la mirada a nosotras.

—Sus autos se encuentran en el garaje, la azul es de Artemisa y la anaranjada de Démeter. Pueden intercambiarlas si desean. Dejaré que se instalen y regresaré en unas horas para seguir dándoles instrucciones. Aún hay muchas cosas y lugares que no conocen de esta mansión. Nos vemos luego.

Y sin más, gira sobre sí mismo y desaparece del lugar. Entonces, me quedo un instante analizando lo que acaba de decir.

¿Gregory pensó en nosotras en algún momento durante estos nueve años?

Cuando éramos pequeñas, mi color favorito era el anaranjado y el de Artemisa el azul, por lo que el hecho de que nuestros autos sean de esos colores me causa intriga, pero decido no pensar más en ello.

Giro nuevamente hacia las grandes escaleras y sin esperar algún tipo de permiso o invitación, empiezo a recorrer cada rincón del primer piso. Después de todo, esta mansión es nuestra.

La sala principal tiene una enorme pantalla plasma y una alfombra afelpada en medio con una mesa de cristal al centro. Los sofás son de color crema, muy amplios. Camino hacia el comedor, el cual tiene una entrada al fondo. Al ingresar descubro que se trata de la cocina. Otro jadeo escapa de mis labios, observando los estantes y el suelo relucientes, puedo jurar que logro ver mi reflejo en las baldosas.

—¡Deme, tienes que ver esto! —exclama Misa desde algún lugar en la enorme mansión.

Salgo de la cocina, intentando localizarla con la mirada, pero no logro hacerlo. Amir se encuentra en el recibidor y al ver mi expresión, señala con un dedo la dirección en la que mi melliza se encuentra. Dirijo la mirada hasta dar con la sala principal, la cual, al lado izquierdo tiene dos puertas de cristal por las que solo logro visualizar arbustos. Camino hacia esta y abro de par en par las puertas, doy un par de pasos más y logro ubicar a Artemisa, pero no es lo único que veo.

Una enorme piscina se encuentra frente a mis ojos adornada alrededor con luces led en el suelo, iluminando todo a su paso. Al lado se encuentran sofás para exteriores formando un cuadrado con una mesa pequeña de propano que se utiliza como adorno para crear fogatas artificiales. Me doy cuenta que algunos metros de donde nos encontramos se ubica también una cancha de tenis, la cual está separada de la piscina por una fila de arbustos muy bien alineados.

Esta mansión es enorme y creo que podría llegar a perderme en ella.

—Esto es...

—... un sueño —completa mi hermana por mí.

Darkness feel like hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora