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POV LISA.

De adolescente deseaba escaparme de Worthington, Maine, pero cada vez que me detenía a oler las últimas lilas del señor Graham cambiaba de opinión, aunque en realidad no sabía por qué.

Era muy afortunada por haber crecido en un lugar tan hermoso.

Tenía los brazos ocupados con las compras, así que saludé como pude a Polly Larch, que cruzaba la calle Mayor frente a la oficina de Correos con su gata de la correa. Aunque parecía que era Polly quien llevaba la batuta, estaba bastante segura de que seguía al animal allá por donde fuera.

Me coloqué las gafas de sol en la parte superior de la cabeza y subí los escalones hasta el porche de la señora Wells.

Llamé a la puerta y entré sin más.

-Señora Wells, soy Lisa. -Además de presumir de ser vidente, la señora Wells era la residente de más edad de Worthington, y varios vecinos nos turnábamos para llevarle la compra.

El televisor se quedó en silencio cuando cerré la puerta a mi espalda.

-Hola, querida. -La señora Wells se giró para saludarme, y yo le sonreí antes de ir a la cocina.

-Saco la compra de las bolsas y me voy enseguida.-contesté.

Puse las bolsas de papel marrón en la encimera junto a la bolsa de lona con el nuevo logotipo que había diseñado para mi tienda, Bisuterías L.M.

Sonreí mientras la estiraba para poder admirar lo bien que quedaba el color rosa frambuesa sobre el azul.

Me había pasado semanas diseñando ese logo; había encargado un cartel para el escaparate y, con el tiempo, iba a decorar los asientos de las sillas de la tienda con los mismos colores, y, quizá me pintara las uñas del mismo tono de rosa.

Todo iba tomando forma.

Vacié la bolsa de lona, la doblé y la guardé en mi bolso.

-¿The Young and the Restless? .-pregunté, intentando adivinar qué telenovela estaba viendo la señora Wells.

-No, querida; es el capítulo de Hospital General de ayer. Gracias por traerme la compra. Ahora ven y siéntate aquí. - Cogió una colcha de patchwork desteñida del asiento a su lado y dio unas palmaditas sobre un cojín-. Hace varias semanas que no te veo. Cuéntame qué tal te ha ido.

Me pasé las manos por la parte trasera de la falda para estirarla antes de tomar asiento.

-Estoy segura de que usted sabe mucho más que yo. -La señora Wells había nacido en ese pueblo y sabía todo lo que iba a pasar antes de que ocurriera o, a más tardar, al momento siguiente. Y eso no tenía nada que ver con sus capacidades psíquicas.

-¿Te has enterado de la película que están rodando en la costa? .-preguntó.

-¿Es verdad? .-Más de una persona había mencionado que la película se estaba filmando justo entre nuestro pueblo y Portland, pero había muchas playas en California. ¿Por qué iban a venir a Maine?

-Bree Kendall pasó ayer por aquí, cuando volvía de Portland. Me contó que vio un centenar de camiones atravesando el pueblo. -Como la casa de la señora Wells estaba situada justo al final de la calle Mayor, y pasaba casi tanto tiempo en el porche como viendo la televisión, tenía una vista privilegiada de la mayor parte de lo que ocurría en Worthington. Además, los transeúntes le contaban las noticias de lo que sucedía fuera.

Tampoco había mucho que cotillear, que era justo lo que me gustaba.

-He oído que Portland está lleno de gente de Hollywood y que los hoteles están llenos.-dijo.

ScandalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora