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POV JENNIE.

No había fregado los platos desde… Bueno, no recordaba haber fregado los platos nunca.

Ni siquiera cuando estaba empezando mi carrera en Nueva York; de hecho, comía comida precocinada precisamente para no tener que hacerlo. Pero me sentí bastante a gusta con los resultados mientras doblaba el paño de cocina y lo dejaba en la encimera.

Me hacía sentir normal.

Minho había intentado convencerme de que llevara a mi ayudante a Maine para que pudiera ir a comprar por mí. Pero estaba disfrutando de la experiencia de disponer de algo de tiempo libre.

En Los Ángeles trabajaba la mayor parte del día. Incluso cuando no estaba en el plató, leía guiones, iba a las fiestas de la industria para hacer contactos o elaboraba estrategias con Minho y Sinclair.

Minho y Sinclair no querían que me alojara en Portland con el resto del reparto y el equipo; pensaban que suponía demasiada tentación para mí.

Y yo había aceptado su sugerencia de alquilar una casita en la costa.

Sin embargo, no lo había hecho por esas razones. Sabía que estaba en el camino correcto y que me había centrado. Tenía claro que no iba a volver a ir de fiesta en fiesta, pero estaba deseando alejarme de Los Ángeles. Era bueno tener por fin un poco de tiempo para descansar, para escapar de la presión que suponía estar en Los Ángeles y que yo misma me imponía.

La tormenta había pasado ya, y volvía a hacer calor. En Maine hacía más calor de lo que esperaba, aunque ya había conseguido abrir la ventana de la cocina y corría una agradable brisa por la casa.

Estaba a punto de salir a practicar mi rutina diaria de flexiones y abdominales cuando sonó el móvil.

Lo cogí de la consola, en donde estaba.

—Hola, Hyunji. —No esperaba que me llamara mi supuesta novia.

Hola, querida amante.—bromeó ella.

Me reí.

—Eso sería si hubiera tenido la suerte de conocerte antes que Peter.

Ni siquiera así te habría tocado ni con un palo de tres metros.—dijo—. Estás demasiado buena, y eso siempre significa problemas.

—Vaya, gracias. Gracias a Dios que eres mi novia o podría ofenderme. ¿Qué puedo hacer por ti?

Hyunji y yo rara vez hablábamos por teléfono.

En los seis meses que habían transcurrido desde que habíamos firmado los contratos y habíamos comenzado nuestra «relación», habíamos salido a cenar y habíamos asistido a ceremonias de premios y a otros eventos de alfombra roja, pero no interactuábamos a menos que alguien estuviera mirando.

Como en muchos romances de Hollywood, no había nada ni remotamente sexual entre nosotras.

Hyunji llevaba saliendo con su novio, Peter, de forma intermitente desde el instituto.

Bueno, quería hablar contigo sobre lo del contrato. Mi agente no sabe que te estoy llamando. —Aquello parecía serio—. ¿Puede quedar entre nosotras? .—preguntó.

—Claro.—aseguré; abrí la puerta y salí al porche. Había un balancín y todo.

Perdóname, ni siquiera te he preguntado cómo va el rodaje. ¿Cómo se llama la peli? ¿El asesinato perfecto?

—La ola perfecta. —Tomé asiento en el columpio frente al mar —. Empezamos el lunes, pero Maine es una zona preciosa.

—¿Te quedas en Portland? .—se interesó.

ScandalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora