Scandal

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POV LISA.

Dos semanas más tarde, al llegar a las puertas correderas después de recoger mi equipaje en el aeropuerto de Los Ángeles, me detuve y me puse las gafas de sol, preparándome para recibir el resplandor del sol de Los Ángeles.

Con suerte, Jennie iba a estar esperándome en el coche.

Las fotografías de la cena juntas se habían publicado en la prensa sensacionalista, tanto en formato digital como en revistas.

Aunque había habido bastante cobertura, nadie me había identificado.

No estaba siendo ni la mitad de malo de lo que pensaba que iba a ser.

Tiré de mi maleta de fin de semana y continué hacia la salida.

Cuando se abrieron las puertas, miré las caras que esperaban, buscando al chófer de Jennie.

—¡Lalisa Manoban! .—gritó alguien, y giré la cabeza esperando ver a David, aunque no era propio de él llamarme a voz en grito.

Me encontré con un destello brillante y me quedé paralizada.

¿Qué estaba pasando?

—Lisa, ¿es cierto que has protagonizado una película porno?.—chilló la voz mucho más cerca.

El corazón empezó a retumbarme en el pecho. ¿Alguien me estaba acusando de ser una estrella del porno? No podía saber si era un fotógrafo profesional o una persona anónima.

Un destello de luz estalló de nuevo delante de mí y traté de recordar lo que Sinclair había dicho: «Sigue avanzando y mantén una sonrisa neutra en la cara». Pero no tenía ganas de sonreír.

Quería saber qué estaba pasando, y no sabía a dónde debía ir.

Giré a la derecha por instinto y traté de seguir adelante.

¿Dónde estaba David?

Quería salir de ese lugar.

Me sudaban las manos y la cabeza me daba vueltas. ¿Era eso lo que iba a tener que aguantar? ¿Que me acusaran de ser una estrella del porno?

—¿Has sido la causa de la ruptura de Hyunji y Jennie? .—Era la misma voz de antes, pero en ese momento provenía de delante de mí.

Debía ser un paparazzi, una persona anónima no me habría abordado así.

Posé la mirada en el suelo, pero seguí andando.

Aunque Sinclair me había advertido de que los paparazzi iban a intentar provocar una reacción, no estaba preparada para esa emboscada. Por suerte, llevaba las gafas de sol puestas, o la sorpresa habría ido palpable en mi cara.

Tenía que salir de allí.

No podía volver a entrar, la seguridad no me lo permitía.

Antes de que pudiera idear un plan, alguien se puso a mi lado y me cogió del brazo.

—Señorita Manoban, por aquí.

David.

Gracias a Dios.

Me quitó la maleta con la mano libre y aceleramos el paso.

—Parece que ha agarrado cuerpo desde que le hicieron esa foto desnuda.—alegó el desconocido que teníamos delante.

En cuanto mencionó esa foto desnuda, supe exactamente a qué se refería.

Alguien debía de haber visto la foto que Shownu me había hecho.